La esencia de un Estado Constitucional de Derecho, es que nada ni nadie pueda estar por encima de la Constitución ni siquiera las normas, mucho menos una persona o un poder, puesto que la esencia de una nación, radica en los derechos y principios establecidos en la misma.
De tal suerte que la ley es obligatoria para todas y todos, motivo por el cual ni el interés público ni siquiera investidura presidencial o el pretexto de una bien superior, son suficientes para violentar un derecho injustificadamente.
En tal sentido, es de destacarse la divulgación del número telefónico de una periodista por parte del gobierno federal, bajo el pretexto de haber establecido información que ha consideración del ejecutivo es difamatoria.
Sin embargo, ni siquiera su opinión ni que la misma fuese o no difamatoria, justifica el haber hecho pública información privada, puesto que como autoridad, tiene dicho poder la obligación de guardar en secreto la información tal y como la ley lo establece.
Parece que las consecuencias que hemos visto han sido mínimas, como el descaro por parte de diversas personas, de haber difundido números de personajes públicos, lo cual es igualmente repudiable, pero que pudiera ser una consecuencia de visualizar un tipo de impunidad sobre esta clase de acciones.
Sin embargo, la falta de respeto hacia las instituciones e incluso hacia las normas mismas, quebranta el Estado Constitucional de Derecho y lejos de mantener una nación cerca de una mejor sociedad y una paz, la aleja hacia un estado de injusticia.
Por tanto, es indispensable que sea el propio gobierno quien garantice el cumplimiento de los derechos y sea quien se encuentre sumiso a la norma, puesto que es esta y la Constitución, la verdadera representación de nuestra nación y nada ni nadie puede estar por encima de la misma ni siquiera el gobierno ni el representante del mismo, por que no puede estar por encima de la esencia misma de nuestra nación.
juanfer_lm@jfg