La Torre Eiffel, la estructura dorada, la colmena, la madame de Paris. Uno de los símbolos más representativos de toda Francia. El monumento más visitado del mundo y sin duda el emblema de los parisinos. Esta torre de estructura metálica mide 300 metros de altura, 324 contando la antena. Tiene 1665 escalones y su peso oscila entre 7 a 10 mil toneladas. Es grande, imponente y suele agradar a todo aquel que la conoce. Y cuando se llena de luces por la noche, mágicamente te enamora.
Fue construida para conmemorar el primer centenario de la Revolución Francesa. Inaugurada en la Exposición Universal de 1889, con el objetivo de mostrar a las otras naciones el poder y las habilidades industriales de Francia.
De inicio se planeaba para su exhibición temporal, pero debido al mismo diseño innovador y diferente de la época, fue conservada marcando una nueva forma de arquitectura. Su creador fue el ingeniero civil Gustave Eiffel, de quien adquiere el nombre, y quien construiría también otro monumento de fama mundial: la Estatua de la Libertad.
Desde su creación, la Torre Eiffel ha sido escenario de numerosos acontecimientos franceses: el espectáculo anual de fuegos artificiales del 14 de julio por la fecha de la fiesta nacional, la Formula 1, la Tour de France y diferentes desfiles de Fashion Week, por mencionar algunos.
Mi primer encuentro con esta majestuosa obra fue en el 2013, que después de terminar mis estudios de intercambio en España, mis amigas y yo decidimos pasar unos días en la ciudad del amor.
En ese entonces los jardines aun no estaban cercados y cualquier fotografía tomada era perfecta. Yo tomé bastantes, ¿quién no?
Años posteriores, ya instalada en París, llegó el festejo del 130 aniversario de su construcción y me maravillé, al saber que las personas se organizaban para ver su espectáculo de luces, entonces quedé con un amigo colombiano y mi amigo del trabajo mexicano, para realmente verla brillar.
Afortunadamente, como vivía en el distrito 7, siempre podía verla de camino al trabajo y de regreso a casa. Trataba de tomar rutas alternas en la bicicleta para poderla admirar, fuese de madrugada, día, tarde o noche.
También, cuando llegaban a pasar de viaje amigos por Paris, mi tour privado siempre lo culminaba ahí. Y entre muchos acontecimientos más, se fue convirtiendo justificadamente en un símbolo importante en mi vida.
Así que para conmemorar mi relación con ella, y me refiero a “ella” porque es una torre, femenina, con esencia sencilla pero de construcción compleja; me ví en la tarea de buscar un diseño acorde y encontrar a un buen tatuador, para poder llevarla siempre conmigo.
El trabajo fue realmente increíble, a cargo de un venezolano radicando en Paris, amigo de mis amigos. No sólo fue un tatuaje admirado y copiado, también cumplió con mis expectativas y aunque Paris esté lejos, siempre será parte de mí.
Se dice que la Torre Eiffel de Paris es el monumento más valioso en Europa, secundado por el Coliseo de Roma y seguido de la Catedral de la Sagrada Familia de Barcelona. ¿Qué opinas de esto? ¿Podrías compartirme una foto y tu breve historia con esta gran señora?