Para entender este tema debemos situarnos en el marco institucional del tratado comercial suscrito con los países de América del Norte (T-MEC), el cual incluye un capítulo de solución de controversias comerciales.
Ahora, muchos se preguntarán ¿qué problema hay con el maíz transgénico?; el problema se originó en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando mediante el decreto presidencial emitido en febrero del 2023, se prohibía inmediatamente el uso de maíz transgénico en la elaboración de masa y tortillas, e instruía la eliminación gradual de este tipo de grano en otros alimentos y en forrajes para animales en el país, ya que se argumentaba posibles daños a la salud como resultado del consumo de este tipo de maíz.
Para lo cual, Estados Unidos que es el principal exportador de maíz a México, tan solo en los primeros diez meses de 2024, las exportaciones estadounidenses de maíz a nuestro país alcanzaron los 4.8 billones de dólares, y ante ello se presentó una queja formal, argumentando que estas medidas carecían de base científica y afectaban el acceso de sus productos al mercado mexicano.
Situados en este escenario, el pasado viernes se informó a nuestro país que el panel de solución de controversias determinó que las políticas mexicanas no cumplen con las obligaciones del T-MEC, al no basarse en principios científicos ni en evidencia reconocida a nivel internacional.
Estados Unidos celebró el falló como una victoria para los agricultores y exportadores estadounidenses y resaltó la importancia de políticas comerciales basadas en la ciencia.
Por lo tanto, México deberá reorientar sus medidas en un plazo de 45 días, sin embargo, el gobierno mexicano expresó su desacuerdo con la resolución argumentando que sus medidas buscan proteger la salud pública, los derechos de los pueblos indígenas y la biodiversidad, llevando a la presidenta Claudia Sheinbaum a declarar que promoverá una reforma para elevar su prohibición a rango constitucional.
Siendo evidente que este capítulo de disputa comercial entre México y Estados Unidos, no ha concluido, la soberanía alimentaria, impulsada por la Cuarta Transformación, que dice implicar una visión amplia con aspectos culturales e históricos, deberá replantear sus argumentos y replantear sus políticas públicas de fortalecimiento al campo, no con una visión de prohibición y menos si no cuentas con una capacidad para cubrir la demanda del mercado nacional, deberá dar un paso que le permita visualizar todo el panorama y buscar otras medidas que le den la victoria a los agricultores mexicanos y evitar seguir evidenciándonos con nuestro socios comerciales.

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