Rabia. Da mucha rabia leer un suceso como este. A sólo 60 Km de Tulancingo, se encuentra Papatlazolco, una comunidad de Huachinango de apenas 2, 000 habitantes cuyas manos se mancharon de sangre. Y es que este fin de semana, lincharon y quemaron vivo a Daniel Picazo, de 31 años de edad, y originario de la zona.
La familia de Daniel dice que debió perderse entre las comunidades, donde fue interceptado por una turba de personas, que aseguraban que andaba merodeando con una furgoneta, y que pretendía llevarse a un menor.
Este rumor se extendió viralmente por grupos de Whatsapp y una vez detenido, lo llevaron a las canchas deportivas donde lo ataron. De nada sirvieron el llanto, las súplicas, la sangre: apenas a unas horas de que Daniel fuera detenido, fue golpeado brutalmente y luego rociado de gasolina y lo quemaron vivo, cuando aún tenía signos vitales.
Sólo la persona que viajaba con él, pudo escapar de ese infierno
Aunque llegaron policías y personal sanitario, los habitantes del lugar les impidieron el paso y, cuando por fin tuvieron acceso, ya no se podía hacer nada. En el linchamiento participó una treintena de vecinos y hasta 200 vieron lo que ocurría. Nadie hizo nada por él
Lo ocurrido en Papatlazolco es un doloroso recordatorio de la cultura del linchamiento, y digo cultura, porque la detonación de ese tipo de conductas no es rara, ya ha sucedido en otros estados y en otras ocasiones. Se alimenta de supuestas denuncias de secuestros de niños, se extiende por redes de comunicación cerrada como WhatsApp y las autoridades no pueden hacer nada.
De verdad es muy triste leer este tipo de noticas y pensar que a cualquiera de nosotros, nos puede pasar un suceso así, porque muchas veces transitamos por las comunidades y por la falta de información a través de redes sociales, puede terminar en un suceso así de lamentable.
Daniel tuvo una muerte dolorosa. Treinta vecinos lo asesinaron, pero 200 no fueron capaces de hacer nada. La barbarie tiene la marca de sus manos asesinas