Por Arturo Hernández Cordero

A principios de mes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en su gira por Centroamérica y el Caribe, afianzó el compromiso con el gobierno de Cuba, de contratar a más de 500 médicos de ese país, para hacerle frente al supuesto “déficit de especialistas” que tiene México.
Tras darse a conocer el compromiso, la comunidad médica mexicana ha alzado la voz, manifestando que el país cuenta con suficientes médicos y especialistas para brindar atención a la sociedad mexicana, no obstante, el sistema de salud mexicano no ha establecido un protocolo de reclutamiento adecuado para que los médicos mexicanos logren la cobertura total en materia de salud.
En respuesta a tal manifestación de inconformidad, el presidente mencionó que en ciertas zonas del país, los médicos se niegan a prestar servicios, y que por tal motivo era necesaria la implementación de médicos extranjeros para dar mayor cobertura médica.
En consecuencia, gran parte de la militancia de la 4T se ha posicionado en pro de contratar a médicos cubanos, pero ¿realmente es necesaria su contratación?
En primera instancia, se debe tomar en cuenta el promedio salarial de los médicos mexicanos, quienes en promedio perciben un sueldo de 17 mil pesos al mes, en caso de los médicos generales, cifra que asciende a entre los 21 mil y los 26 mil cuando se trata de los médicos especialistas, salario notablemente inferior a los 36 mil pesos en promedio que cobran los médicos cubanos en el extranjero.
También es preciso considerar que en el país actualmente se cuenta con más de 300 mil médicos, de los cuales, 52 mil de ellos están desempleados o con contratos desfavorables y algunos de ellos bien podrían ocupar las plazas ofrecidas a los médicos cubanos.
Si bien, es innegable la experiencia y calidad de los médicos cubanos, también es innegable que estos han sido explotados por el régimen comunista de la isla con fines propagandísticos. No existe un déficit de médicos ni de especialistas en México, pero el sistema burocrático del sector salud imposibilita que más médicos sean contratados con sueldos dignos y condiciones de trabajo óptimas para desempeñar su labor

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