Cuando viajas por el mundo en búsqueda de un intercambio cultural, no solamente aprendes del lugar que visitas, sino que automáticamente te conviertes en un embajador de tu país, de sus costumbres y tradiciones.
Y aunque existen muchas variantes de las cuales podemos sacar provecho tales como la música, el baile y por supuesto el lenguaje coloquial que expresamos con espontaneidad, es la comida la que mejor nos representa.
La comida mexicana es considerada dentro de las cinco grandes gastronomías del mundo, debido principalmente a sus diferentes tipos de chiles y especias, sus salsas y los platillos que surgen de ellas, acompañadas de una proteína que provienen de recetas ancestrales de sus distintos estados.
De ahí que el año pasado, México ganara el mejor platillo del mundo 2021 por Taste Atlas, la enciclopedia de comida más popular del mundo encargada de destacar los mejores platillos locales, tradicionales y populares de cada región del planeta.
Naturalmente, recrear un platillo mexicano en el extranjero, depende esencialmente de los ingredientes que se puedan encontrar. En tales circunstancias, si no cargas con tortillas y chiles en la maleta, debes de improvisar.
En la mayoría de los casos, los ingredientes suelen ser más costosos, aunque con el aumento de precios en este último mes en el limón, el huevo y el jitomate, ya no se puede comparar.
Por este motivo, es necesario tener al menos tres opciones a ofrecer que sean fáciles, tradicionales y con algo de picante.
En mi top tres están “el guacamole”, “el arroz a la mexicana” y “la tinga”, que cumplen las cualidades perfectas para representar sobre la marcha a México. Además, son cosas que todos sabemos cocinar; así que si eres mexicano y no sabes hacer estas cosas por favor detente un momento, deja de leer y ve a la cocina para practicar.
En Paris, es muy popular encontrar trabajos de “chefs à domicile”, que es su traducción al español es jefe a domicilio, que son generalmente cocineros autónomos o amantes de la cocina que preparan la comida en tu casa.
Puede ser por una noche, para un evento o durante toda la semana. Con algún menú específico o lo que a muchos les encanta con los cocineros foráneos, la improvisación. Yo lo hice un par de veces, y aunque la gente está más familiarizada con el guacamole por su sabor y sus colores, es la tinga la que los enamora.
La receta que siempre utilizo es la que aprendí de mamá, además los ingredientes son fáciles de conseguir: pollo, cebolla, mantequilla, jitomate o salsa de tomate y chipotle, que este último se puede sustituir con cualquier picante rojo en polvo o seco. Sin olvidar un poco de col para armonizar los sabores.
La última vez que lo preparé en casa ajena no fue en la capital francesa, sino en Ljutomer Eslovenia, como agradecimiento por la hospitalidad de nuestras vacaciones de invierno. Siendo un país pequeño de la Europa Central, lo que más consumen son sopas y caldos con carne debido a los climas fríos, por lo que un guacamole con totopos y pollo seco con picante, les pareció de lo más extraño pero divertido.
Por supuesto me pidieron la receta y fue de las cosas que más he disfrutado hacer pues tratar de explicar con señas, inglés y francés a alguien que solo habla su idioma, no tiene comparación alguna, pero conocemos nuestros encantos y al final toda la familia quedó satisfecha. Una vez más misión cumplida como embajadora cultural