Tal vez sea por el recién festejo del amor y la amistad, o simplemente porque soy ridículamente romántica, pero en esta ocasión les compartiré la historia de mi primer amor francés: le pain au chocolat.
Este pequeño ejemplar de la panadería francesa, robó mi corazón desde el primer día. Su masa es de hojaldre – idéntica a la del croissant- y envuelve en su interior dos tabletas de chocolate, que se derriten en tu boca desde la primera mordida. ¡Uhmm… Delicioso!
Hablando un poco más de su historia, este pan nace como una variante del famoso croissant. Fue creado por un panadero austriaco llamado August Zang, que abrió su panadería en Paris en el año de 1830, importando así a Francia sus conocimientos de la panadería vienesa.
En ella, se vendía una pieza particular hecha de masa de brioche rellena de chocolate a la cual llamaba “schokoladencroissant”. “Schokoladen” es traducido al francés como chocolatine, y este último nombre también es utilizado en el Sur de Francia y Quebec, para referirse al pan de chocolate.
Por lo demás, esta misma panadería, ubicada en 92 rue Richelieu, en el distrito II de Paris, aún labora y es muy concurrida. En cuanto a la receta original, esta fue reinventada a principios del siglo XX, dónde se implementó una masa laminada dando como resultado el delicioso y popular manjar de conocemos hoy en día.
Fue entonces, mientras me decidía entre comprar uno o dos en la panadería para practicar mi francés, y por menos de 2 que lo encontré. Así que de camino al trabajo, pasaba y compraba un par, en la pausa acompañado de un cafecito, otro pan.
Que si hace frío o es mi día libre, un chocolate caliente y también un pan. De fin de semana con los amigos en el brunch, ¿por qué no? un pan. Realmente se volvió mi favorito, al grado de que, al cumplir mis 29, la sorpresa de mi mejor amigo fue sin duda, recibirme en su departamento con velas, vino y un gran pain au chocolat.Y escribiendo este artículo, ¿adivinen que?… ¡Otro pan!r