Por segunda ocasión se abre en Hidalgo la discusión en el Congreso sobre la despenalización del aborto. Y es que ayer fueron presentadas tres iniciativas provenientes de la fracción parlamentaria de Morena para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) hasta la semana 12 de gestación y garantizar éste de manera libre y gratuita ante los servicios de salud en Hidalgo. La reforma propuesta establece que las instituciones públicas y privadas de salud deberán proveer el servicio para la interrupción legal del embarazo, de forma gratuita como garantía a los derechos sexuales y reproductivos en la entidad y plantea también la disminución de las penas tanto a la mujer que cometa el delito de aborto como a a quien la haga abortar aún con el consentimiento de ésta.
El debate permite colocar nuevamente en la discusión pública el hecho de que nuestro estado ocupa el cuarto lugar, a nivel nacional, en el número de mujeres que se dirigen a la Ciudad de México a realizarse un aborto seguro. Y es que la criminalización de la práctica, a diferencia de lo que piensan muchos, no impide que las mujeres aborten y más bien la ilegalidad las somete a formas altamente riesgosas de interrumpir sus embarazos en clínicas clandestinas bajo el riesgo de ser denunciadas, como se acredita en las más de 20 carpetas de investigación que se han iniciado en la PGJEH sólo en 2020 por el presunto delito de aborto.
Ahora bien, la despenalización del aborto, no significa que no puedan ser combatidas con eficacia las circunstancias que lo ocasionan. Una manera importantísima de hacerlo es, desde luego, mediante la educación sexual, en la escuela y en la familia, de manera que mujer alguna quede embarazada por ignorancia o por no tener a su alcance un anticonceptivo,
Ahora bien, no podemos omitir que la presentación de este paquete de iniciativas a dos meses de que concluya la LXIV legislatura y un año antes del cambio de gubernatura va a dividir nuevamente la opinión pública y es difícil pronosticar el voto de los partidos de oposición en el Congreso, pero será lamentable que una vez más el derecho de las mujeres de decidir sobre su cuerpo sea usado como moneda de cambio para las aspiraciones electorales o como moneda de cambio para contentar a los sectores más conservadores