Como es natural en el sistema político que prevalece en México, en el primer año de gobierno los cambios en los equipos de trabajo suelen ser frecuentes. En este sentido, en la administración local se avizoran algunos enroques.

Muchos de los que ahora tienen una responsabilidad en el gabinete del gobernador Menchaca, tendrán la mira puesta en algún cargo de elección popular, lo que trae consigo una serie de movimientos que valen la pena analizar.

Hay quienes desde un inicio tienen marcado un rumbo personal. Se trata de funcionarios que se encuentran de paso por su responsabilidad, pensando que la mejor forma de labrarse un camino a futuro, es construir en el presente.

Por esa razón, aparecen hoy muy activos en foros, reuniones, eventos públicos tratando de aprovechar cualquier reflector, con tal de que su nombre permanezca en la memoria de un amplio público.

Sin embargo, ninguno de ellos tomará una decisión sin antes hacer un sesudo análisis de las opciones. Muchos de ellos, aunque sus motivaciones son legítimas, preferirán quedarse donde están sin jugar en este momento en la arena electoral.

Tales casos pueden interpretarse como un pensamiento estratégico. Quizá están en la idea de consolidarse en su trabajo actual para después intentar otros derroteros.

En este sentido, vale la pena hacer una referencia de los movimientos que tiene un gobierno. Es natural, que en democracia las opciones sean amplias para cualquier actor político. Pero también es cierto que los tiempos y las circunstancias son fundamentales.

Al parecer los equipos deben de renovarse con frecuencia porque los ritmos de trabajo exigen mucha dedicación, pero también porque la política electoral actúa como virus en algunos cuadros del gobierno.

Por tanto, las inercias comiciales hacen que la rotación sea constante. En este sentido, y para no perder la mira en los objetivos del gobierno, se requiere de un buen liderazgo que pueda contener los ímpetus del equipo de trabaja para ponderar el bien colectivo y no los intereses particulares.

En ese tenor, veremos en el estado de Hidalgo y a lo largo del país una serie de cambios drásticos en los funcionarios de gobierno. Aquellos que le apuesten a su incorporación a las campañas nacionales, otros que decidan emprender proyectos personales en los municipios o distritos, en fin.

Por último, hay que tener claridad en que no se pierda la brújula en la rectoría del Estado. Los oleajes electorales, no pueden ser más importantes que la visión de un gobierno que llegó con la etiqueta de transformar la vida pública de los hidalguenses.

Eso debería ser prioridad para muchos de los que ahora ostentan el poder, desde diferentes trincheras. Ojalá que no pierdan la mira en lo más para incursionar en aventuras por lo menos. 

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