Después de un camino complicado, 27 municipios del estado de Hidalgo tendrán una mujer como presidente municipal. Esta facultad nació en el órgano electoral local y después de pasar por tribunales se hizo firme el fin de semana pasado.

Cualquiera que lea esta información debería de arquear los ojos. Puesto que en estos tiempos es imperativo brindar espacios de poder y decisión a las mujeres. Por tanto, parecería un contrasentido señalar este acuerdo.

La verdad es que los intersticios jurídicos complicaron la situación, pero ya es un hecho que tengamos una “alta cuota” de munícipes mujeres en la entidad. Hay que recordar los criterios que motivaron estas acciones. Por principio de cuentas, se consideró pertinente que los ayuntamientos que nunca han sido gobernados por una mujer por fin tuvieran esta opción.

Más allá del criterio paritario que obliga a los partidos políticos a presentar el 50% de candidaturas al género femenino, lo que garantiza esta nueva medida es que todos los candidatos que participen en aquellos municipios sean mujeres, garantizando con ello la misma cantidad de alcaldesas.

De tal suerte que en: Atotonilco el Grande, Atotonilco de Tula, Calnali, Cardonal, Chapulhuacán, Chilcuautla, Eloxochitlán, Emiliano Zapata, Francisco I. Madero, Huehuetla, Huichapan, Lolotla, Metztitlán, Nopala de Villagrán, Santiago de Anaya, Singuilucan, Tecozautla, Tenango de Doria, Tepetitlán, Tezontepec de Aldama, Tlahuelilpan, Tlahuiltepa, Tlanalapa, Tepeji del Río, Tulancingo, Xochiatipan y Yahualica, tendrán en septiembre de este año una mujer al cargo de la presidencia municipal.

A este número hay que sumar el respectivo para llegar a 42 postulaciones de 84 en la entidad. Pero ellas tendrán que competir con hombres indistintamente. En suma, en unos meses tendremos en Hidalgo una cantidad muy importante de mujeres en cargos de elección. En este caso empezando por las presidencias municipales.

Es una muy buena noticia que en cuestión de meses se siente un precedente histórico en un estado que estuvo (como en el resto del país), bajo un predominio del género masculino en el cuestionado universo político.

Las cosas no han sido sencillas, pero las denominadas cuotas han sido un mecanismo de muchos que se pueden implementar y que buscan abrir la puerta a la participación de todas y todos en una actividad que estuvo secuestrada por varones.

A lo anterior habría que sumar las llamadas acciones afirmativas que ponen en el mismo tenor a grupos invisibilizados. Esos caminos han sido un poco más complicados, pero poco a poco se ganan espacios de representación diversa en cargos de elección popular.

Lo ideal de todos estos engranajes es que sin la necesidad de cuotas ni de acuerdos que pasen por las autoridades, los mismos partidos políticos asuman un compromiso de postulación variada e incluyente en todos los cargos de elección.

A su vez, sería muy gratificante que cada vez más perfiles experimentados sean considerados teniendo como base dichas acciones. Es decir, hay muchas personas con capacidades para ejercer el poder que también son minusválidos, integrantes de la diversidad sexual, indígenas, migrantes y jóvenes. Y que no solo por el hecho de formar parte de estos grupos sean tomados en cuenta.

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