El pasado domingo en el marco del 106 aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se vivió una verdadera conmemoración republicana. El acto fue encabezado por el presidente López Obrador (Morena), flanqueado por Santiago Creel (PAN), presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández.

Lo que parecía un protocolo más, dio mucho de qué hablar por la coyuntura política. Creel venía de una confrontación muy complicada en la Cámara de Diputados, por no permitir el ingreso de los cadetes del ejército al recinto parlamentario.

Su comportamiento, según dijo, fue dentro del marco de la ley porque se establece que nadie puede ingresar a esa soberanía armado. Los miembros de la escolta de la bandera se presentaron con armas largas como parte de su indumentaria.

Pecata minuta, pero los integrantes de la oposición pidieron su remoción por no respetar el protocolo referido. Los ánimos se incendiaron al punto que una sesión sencilla se volvió una lucha de poder.

Por otra parte, la recién embestida como ministra presidenta llegó al teatro de la República con la espada desenvainada. Su nombramiento obedece a una circunstancia poco afortunada. Hay que recordar que la carta fuerte del presidente Obrador para esa posición, era su compañera Yazmín Esquivel. No obstante, toda una trama sobre la autoría de su tesis de licenciatura contaminó su nombramiento.

A lo anterior, se suma que el anfitrión del evento en Querétaro, es de extracción panista y el otro orador, el morenista Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República también fijó su postura ideológica en su discurso.

En suma, los que tomaron la palabra aprovecharon la ocasión para mandar mensajes implícitos y explícitos, sobre su forma de entender la vida pública nacional.

En ese contexto, el aniversario de la Carta Magna se llenó de significado. Los poderes se expresaron con respeto y tolerancia, pero dejaron ver que en México se viven tiempos nuevos y llenos de experiencias que vale la pena anotar.

Este escenario acostumbrado a las tragedias y comedias, fue el mejor testigo para tener un diagnóstico de lo que representa nuestra nueva vida institucional. Políticos argumentando sus ideas y debatiendo su noción de país.

Al menos en ese sentido, el pueblo gana al tener un ramillete de posturas encontradas que pueden convivir y que según el texto constitucional, están destinadas a trabajar en condiciones de igualdad republicana.

La nota debe ser el equilibrio de fuerzas que está experimentando el Estado. Es quizá la primera ocasión, que el presidente encabeza esta ceremonia con sus dos pares ajenos a su ideología. No es secreto que tanto Creel Miranda como Norma Lucía Piña Hernández, no fueron electos por el mandatario en turno. Y que su trabajo se realiza muy alejado de los designios de Palacio Nacional.

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