La recomendación es siderante:

-No vaya a ningún hospital.

Obvio, el paciente se queda impávido y perturbado en la emergencia, pero la voz del otro lado le ratifica:

-Quédese en su casa y le mandamos un médico. El decidirá qué hacer.

Poco importan los altos costos del seguro de gastos médicos mayores, los cuales amparan al Covid-19 para satisfacción de los clientes.

Ese consejo es la materialización de una crisis dentro de otra crisis: La saturación de un sistema de salud ahorcado por la austeridad.

Explican los especialistas de las compañías de seguros: no hay camas disponibles, no hay especialistas, no hay medicinas, no hay equipos…

Las aseguradoras no se han organizado para hacerlo de manera institucional, pues cada una lo hace por su cuenta y riesgo.

No quieren enfrentar la condena flamígera del sermón de la mañana y pretenden hacerlo de manera privada, individual.

Esa realidad se ha impuesto al discurso oficial de control de la pandemia y a los llamados de tranquilidad desde el poder.

POR NO PERDER VOTOS

La emergencia podría haber sido diferente.

Aquí informamos el jueves 12 de noviembre -La salud y el dilema de Sheinbaum- sobre el consejo de regresar la capital a semáforo rojo.

Escribimos:

“Qué difícil posición la de Claudia Sheinbaum.

Porque otra vez la crisis sanitaria la coloca ante la disyuntiva de tomar decisiones autónomas u obedecer a su guía, impulsor y jefe”.

No ganaron los especialistas.

Ojo: especialistas, no el epidemiólogo Hugo López-Gatell pasado a político complaciente de los intereses de su jefe presidencial.

Ella consultó pero le recomendaron continuar en naranja con algunas restricciones adicionales en la vida urbana y aquí están las consecuencias.

En la orden superior pesaron dos elementos claves: no reconocer el fracaso de la estrategia contra la pandemia y el temor a perder fotos para el nuevo partido de Estado y sus candidatos.

La realidad se impuso al discurso y a la política y hoy pagamos las consecuencias.

Todo por no perder votos.

TEMORES A MACEDONIO

1.- La decisión de marginar a Félix Salgado Macedonio en Guerrero es firme.

Pero no resulta fácil imponer a Amílcar Sandoval porque no tiene trabajo político y como superdelegado resultó ineficiente.

Sólo tiene un mérito: ser hermano de Irma Eréndira Sandoval, titular de la omisa Secretaría de la Función Pública (SFP) y cuestionada ella misma.

Salgado Macedonio trae base -raza, le llama él- y si se va por lo menos abre un boquete al partido gubernamental.

2.- A falta de apoyo de los dirigentes de partidos, muchos políticos negocian alianzas para contender en las elecciones del 2021.

Un caso es Carlos Díaz de León, a quien apoya la alianza PAN-PRI-PRD pero, dice él, le falta México Libre para asegurar una diputación en Los Mochis.

Y en la capital Daniela Hernández Marín teje para ser candidata a diputada local por el partido del Estado.

Apuesta a su neurona por encima de compromisos políticos.

Y 3.- En la emergencia sanitaria, es un alivio contar con 120 camas censables y 50 con ventilación del ISSSTE en Tláhuac.

Eso: sólo un alivio para un escenario catastrófico en vidas y sobre todo, lo más temido por el régimen, desesperación social.

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