Por Arturo Hernández Cordero
El pasado martes 6 de diciembre, el Congreso Federal desechó la propuesta de reforma electoral del presidente López Obrador. Si bien, 269 diputados federales votaron a favor de la reforma, 225 lo hizo en contra y no se alcanzó la mayoría calificada (que consta de dos tercios de la cámara) requerida para que la reforma fuese aprobada.
Inmediatamente, la reacción del presidente y el oficialismo fue alusión a lo que ellos denominan como el “Plan B”: un conjunto de leyes secundarias destinadas a hacer del INE un organismo más limitado, con un presupuesto más austero y reducir sus facultades coercitivas.
Para dichas modificaciones de ley, se requiere de una mayoría mucho más acotada, la cual fue aprobada de inmediato por la bancada Morenista y el resto de los diputados aliancistas a la 4T.
Pese a lo que pudiera pensarse, la derrota de la reforma electoral ya estaba presupuestada por AMLO y la cúpula morenista, quienes ocuparán la votación del pasado martes justo como se ocupó la votación de la reforma eléctrica a principios de año: con el objetivo de seguir construyendo un relato en el que la oposición está “en contra del pueblo” y a favor de “los intereses facciosos de unos cuantos”.
Los objetivos planteados por la reforma impulsada por el presidente, eran únicamente la base desde la cual construirían este relato y con el cual ahora golpean a la oposición.
No obstante, la votación del Congreso el pasado martes, ha traído a debate algo que desde hace tiempo se viene avisando, y es la importancia de la división de poderes: es de una importancia colosal que ningún partido tenga el poder absoluto en ninguno de los poderes o niveles de gobierno.
Ha sido el sistema de pesos y contrapesos, el que por ahora ha mantenido al pueblo de México exento del poder absoluto que Morena y el presidente López Obrador pretenden instaurar en el país, y de momento, el máximo organismo electoral no está controlado por la 4T.
El hecho de que en 2021 MORENA haya perdido la mayoría calificada en el Congreso, ha sido una de las mayores fortunas para México. Gracias a ello no se cambió de modelo energético a inicios de año, y también, a ello se debe que el INE siga siendo autónomo