“Nunca me quedo mucho tiempo en un mismo país. Me aburro. Me gusta moverme, ver sitios nuevos, conocer gente diferente. Es una buena vida, la mayor parte del tiempo. Cuando necesito dinero, busco trabajo. Puedo hacer casi todo: trabajar en hoteles y restaurantes, en la construcción o recolectar fruta. En Europa se puede recolectar fruta casi todo el año. Hay que estar en el país correcto, en el momento adecuado, por supuesto. No es un trabajo fácil, pero el dinero no está mal”.
Este fragmento es la traducción de un cuento que recientemente leí, y como me sentí tan identificada con su mensaje, no quise perder la oportunidad de compartirlo. Lo que menciona de la construcción la verdad es que nunca lo he experimentado solo he hecho cosas de tipo manuales, pero todo lo demás sí.
Ahora, la importancia de esta breve introducción lo asocio a que pertenecemos a una generación que tiene una profunda pasión por viajar. Es decir, nuestras verdaderas experiencias se basan en visitar el mayor número de lugares de forma consecutiva y en el menor tiempo posible. Mientras más lugares conozcamos, será mayor nuestro nivel de satisfacción. Y con esa idea, hay quienes consideramos que viajar es el secreto de la felicidad.
Del mismo modo, somos la generación con mayor cantidad de viajeros solos. Aparentemente de esta forma logramos conectar más fácilmente con otras personas, con sus costumbres y estilos de vida. Todo esto aunado a que somos adictos a la internet y redes sociales, lo que conlleva la publicación constante de nuestras experiencias, tomando inspiración de otras personas e intentando ser los mejores en los mejores sitios.
A tal efecto terminamos conociendo infinidad de espacios mucho antes de visitarlos.
Regresando al párrafo inicial y dicho con otras palabras, parece tan irónico que, con solo una lectura, de forma digital o por algún medio tangible, podamos acceder al mágico mundo de los viajes. Y de ahí la inspiración para comentar el ejemplar de “One – Way Ticket”.
El texto introductorio se trata de un fragmento del cuento corto titulado “South for the Winter” (Al sur durante el invierno) comprendido en el libro “One – Way Ticket” de Jennifer Bassett, que en su traducción al español sería “Viaje Sencillo” o “Billete de Ida”.
Saben que tengo el hábito de la lectura, pues les he platicado de varios ejemplares en este espacio, pero en esta ocasión a pesar de haberlo leído, no estoy totalmente convencida de considerarlo como mi quinta lectura del año, porque literalmente es un libro de bolsillo. “One – Way Ticket” es un libro de historias cortas que tan solo cuenta con 52 páginas y, aunque aún no me decido si contemplarlo o no en mi conteo oficial, en definitiva, puedo decir que es mi primer libro del año en inglés.
Este libro lo encontré por casualidad, hurgando en la biblioteca personal de mi hermana hace un par de semanas. En ese momento, ya había terminado mi lectura anterior y seguía a la espera de un par de libros que había encargado en línea, así que me adentré en los libros que tenemos en casa y opté por este pequeño pero entretenido ejemplar.
“One – Way Ticket”, es una lectura fácil en inglés que incluye tres cuentos cortos de narraciones viajando en tren y unos ejercicios al final, recomendados para el nivel medio superior.
Si no tienes el hábito de la lectura o quieres practicar el idioma inglés, este tipo de libro es perfecto, ya que su lectura es sencilla que se disfruta en un corto tiempo.
Personalmente, lo terminé en una tarde, y pensando en que la mayoría de mis viajes largos han sido en aeronaves y solo un par de ocasiones en tren, he adoptado la frase de la canción del famoso cantautor argentino Charly García, “no voy en tren, voy en avión” para darle título a este texto.