Esta historia comienza unos años atrás; transcurría el 2019 y en los últimos días del mes de marzo fue cuando me mudé a París.
Recuerdo mis primeros días en la capital francesa, el clima era ventoso y frío y siempre la pasaba en caminatas continúas visitando de aquí para allá, y de regreso; esto quiere decir que mis trayectos eran largos, pero lineales, la forma más fácil y segura para caminar por la ciudad (si eres nuevo claramente).
Había transcurrido tan solo una semana y ya contaba con un lugar donde vivir y tenía un buen trabajo, así que me sentía plena.
La primera quincena de abril, la pasé laborando en el primer distrito de París llena de comida, cerca de los lugares turísticos, galerías y tiendas, lo que me permitía relacionarme con mucha gente y hacer nuevos amigos. En ese momento trabajaba de lunes a sábado, y aunque suena demasiado demandante, la jornada laboral estándar en Francia, es de 35 horas semanales por lo que podía disfrutar de los beneficios del tiempo libre como son las pausas vespertinas y los domingos libres.
En el primero o segundo fin de semana, no recuerdo con exactitud, caminé de largo emocionada por el río Sena, pasando por los puentes más emblemáticos, esto fue desde el distrito 7, qué es donde vivía, hasta el muelle donde se encontraba la “Cathédrale de Notre-Dame de Paris”, que en su traducción al español es literalmente “Catedral de Nuestra Señora”.
Estando ahí, recuerdo haber hecho dos paradas importantes, la primera fue pasar a comer un delicioso helado y la segunda fue grabar en la plaza con la catedral de fondo, un video cantando “joyeux anniversaire” para el cumpleaños próximo de una amiga. Hasta ahí el fin de semana se disfrutó con normalidad.
Al siguiente día que fue lunes, me levanté temprano, me bañé y me fui al trabajo. Desde ese momento, ya contaba con bicicleta por lo que podrán imaginar los hermosos paisajes que disfrutaba cada mañana, entre ellos las torres de fondo de la Catedral de Notre-Dame.
Ese día fue de lo más normal, la primera parte de mi jornada laboral estuvo tranquila, el detalle fue después de la pausa, es decir, era un 15 de abril alrededor de las 6:30 pm, cuando mientras nosotros nos alistábamos para reabrir el restaurante a unas cuantas calles, la alarma contra incendios de la catedral se activó.
Sabemos que hay muchas teorías sobre la causa del incendio y esto se convirtió sin duda en uno de los desastres más grandes que ha sufrido Francia en los últimos 5 años, culturalmente hablando por supuesto, la política queda en otro lado.
A todo esto, el pasado sábado 7 de diciembre se celebró la tan esperada reapertura de uno de los símbolos nacionales franceses, más grandes e importantes a nivel internacional: la Catedral de Notre-Dame.
El acto se acompañó de grandes artísticas y líderes tanto nacionales como internacionales, donde la palabra “Merci” que significa “gracias” en español, fue la sanadora y la protagonista de las proyecciones y el evento de la reapertura de sus puertas.
Así que para los muchos que han visitado la capital francesa y no lograron visitar la famosa catedral, después de 5 años es ahora su oportunidad.

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