Desde el año 2006, el principal problema que ha mancillado la vida, integridad y seguridad de los ciudadanos mexicanos, ha sido la lucha entre los grupos del crimen organizado, así como la disputa de estos con los distintos niveles de gobierno por el control fáctico de ciertas regiones del país; tales como los Estados de Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Chihuahua o Guanajuato.

La violencia emanada del crimen organizado, ha mantenido la tasa de homicidios en el país en más de veinte asesinatos por cada 100 mil habitantes desde hace casi dos décadas, con el sexenio pasado siendo el más violento en la historia reciente de México (donde los homicidios superaron la cifra de 200 mil) debido a una infructuosa búsqueda por parte del ex presidente López Obrador, de buscar una pax narca, mediante la infructuosa estrategia denominada “abrazos, no balazos”.

Pese a su insistencia en resaltar que seguirá al pie de la letra las políticas y proyecto de nación de López Obrador, lo cierto es que en materia de seguridad, Claudia Sheinbaum parece tener una estrategia contraria a la de su predecesor.

En su primer mes en el gobierno, con Omar García Harfuch como secretario de seguridad pública, se han visto movilizaciones militares de gran envergadura en Culiacán y en el Sur de Guerrero, donde se han abatido o capturado a varios miembros del Crimen Organizado y la respuesta de las autoridades a las agresiones de los civiles armados han sido implacables.

Si bien, por motivos de congruencia política la 4T no puede asumir abiertamente una política de mano dura en materia de seguridad, los propios mandos militares han admitido un cambio en sus instrucciones para lidiar con el crimen organizado.

El problema de la violencia en México, ha cobrado más vidas que cualquier conflicto actual al rededor del mundo, motivo por el cual, la impunidad o estrategias de seguridad convencionales no pueden ser opción en el escenario actual, y al parecer, los esfuerzos del Gobierno de México irán orientados en el combate frontal al Crimen Organizado, que junto con la implementación de tácticas de inteligencia y atención al tejido social, pueden devenir en una pacificación para el país, al tiempo.

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