Por Arturo Hernández Cordero
Más de un mes ha pasado de iniciada la invasión rusa a Ucrania y el panorama de la guerra dista mucho de lo inicialmente previsto, en los primeros días de enfrentamientos.
El ejército ruso parece haber detenido abruptamente su avance en territorio ucraniano y los embates a las principales ciudades ucranianas, han minado en su agresividad.
Los medios occidentales no han demorado en hacer alarde de una posible victoria ucraniana y un rotundo fracaso militar por parte de las fuerzas rusas, pero ¿realmente se puede hablar de una victoria por parte de Ucrania?
Pues bien. A principios de esta semana los gobiernos ruso y ucraniano, han llevado a cabo diálogos con la finalidad de cesar las hostilidades, con Turquía como intermediario. Tras los acercamientos diplomáticos, Zelensky ha hablado de hacer un compromiso de neutralidad que implique mantener a Ucrania fuera de la OTAN, a la vez que Putin ha anunciado el cese del avance de sus tropas a Kiev, la capital ucraniana.
Es cierto que Rusia ha aminorado los ataques a Ucrania, no sin antes de que el gobierno ucraniano comenzara a aceptar varios de los preceptos del gobierno ruso.
Para esto, Rusia ya se ha hecho con el control total del Donbass, la zona de mayor actividad minera en Ucrania, en la cual, terminada la guerra, se llevará acabo un referéndum para consolidar su anexión definitiva a la Federación Rusa.
Aunado a esto, varias ciudades importantes de Ucrania ahora están en ruinas y la cuenca agrícola ucraniana, que supone una importantísima fuente de ingresos, a día de hoy está convertida en una zona de guerra y su producción se ha visto reducida al mínimo.
Rusia ha desistido de continuar una agresión militar a gran escala, en detrimento de un arreglo diplomático beneficioso. Putin se ha dado cuenta de que asediar Ucrania supone un esfuerzo económico y militar mucho mayor, del que supone extorsionarla y de ahí su cambio de planteamiento.
Putin ha resultado un estratega militar deficiente, pero un muy astuto e inescrupuloso estratega geopolítico al forzar a Ucrania a aceptar sus preceptos y chantajear a la Unión Europea con el suministro de energéticos