Después de varios meses de un seguimiento en medios, el pasado 25 de enero, Rodolfo Fofo Márquez fue sentenciado a 17 años de prisión por intentar asesinar a una mujer. Hay que recordar que el ‘influencer’, le propinó una paliza a una mujer en un estacionamiento por un incidente vial que se viralizó y causo mucho interés en la sociedad mexicana.

El sentenciado, un “niño rico” como él se definía, ganó cierta fama en redes sociales por crear videos sobre su exclusivo estilo de vida; en esa mezcla de excentricidad y banalidad, nunca se imaginó que fuera acabar tras las rejas por un momento de ira que fue captado por las cámaras de seguridad.

El joven de 26 años de edad, que se mantenía en una burbuja de lujo, ahora tendrá mucho tiempo para reflexionar las motivaciones que lo llevaron a golpear a una mujer, en lo que los jueces calificaron como intento de homicidio calificado.  

Este caso cobró relevancia por varios motivos; pero quizá lo más destacado es el criterio clasista. Es decir, la brecha social entre el agresor y la agredida. Como se ha mencionado, el joven “aparentemente” pertenece a una familia privilegiada, mientras que la mujer oscila en los estándares de la clase media.

Este elemento, hay que ser sinceros, le imprime un sello peculiar porque en México la mayoría de los casos similares, se inclinan a favor de los que pueden pagar un buen abogado, los que tienen influencias o de quienes compran la justicia.

En este caso, al menos, esos criterios se diluyeron ante una opinión pública que estuvo atenta al caso por lo deliberado de la agresión y por las actitudes del ahora sentenciado. Porque también hay que decir que Fofo Marquez parecía muy confiado en su suerte e incluso esbozaba sonrisas cuando fue detenido.

De ahí se desprenden las primeras declaraciones de la agredida, quien dice “vivir con miedo de represalias por parte de la familia del agresor, hasta el punto de salir a la calle acompañada hasta para ir a comprar algo”.

Para ella la condena es insuficiente. “A mí se me hace que no era una sentencia justa, para mí eran muchos años más. Para mí [el juicio] termina con terror, sentí que no hay arrepentimiento, no está ubicado”.

Este otro elemento llena de asombro a algunos, porque el agresor no mostró arrepentimiento en sus declaraciones. Incluso llego a decir que era juzgado con esos criterios porque era famoso. Pidió la comprensión del juez por ser joven y tener un futuro prometedor.

Aunado a lo anterior, la familia de Márquez mantiene una actitud beligerante con la prensa. Incluso, al momento de abandonar el juzgado, lanzó improperios a quienes cubrían la nota.

Este caso tuvo muchos reflectores, pero hay que recordar que en México 10 mujeres son violentadas diariamente. Ojalá que la misma indignación que mostraron los medios en este particular, se reproduzca en cientos de casos que quedan impunes.

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