No podemos negar que uno de los aspectos claves para impulsar el desarrollo es la inversión pública. Sin embargo, muchas de las obras de infraestructura del Gobierno que está por concluir, han sido polémicas por sus costos elevados, mala calidad de los materiales, empresas fantasmas, pago de trabajos no realizados, proyectos convertidos en auténticos monumentos a la corrupción.
Un ejemplo claro es la obra estrella del sexenio: el Puente Atirantado “Miguel Hidalgo”, que tenía una inversión inicial de 417 millones 600 mil pesos, pero que terminó con un sobrecosto del 20 %, por lo que se elevó a 502 millones, que equivale a una quinta parte del presupuesto carretero del estado.
La obra fue entregada al consorcio formado entre Grupo Concretero EURA, Construcciones ASD y FREYSSINET de México, cuyo contrato estipulaba como fecha de conclusión al 30 de noviembre de 2020, pero fue inaugurada hasta marzo del año en curso, es decir 15 meses después con una inversión proyectada que superaba los 500 mil pesos por día.
Y que decir de los 2 000 millones invertidos en rehabilitar la ahora llamada «Super Vía Colosio», cuyo sobrecosto también fue atribuido a la inflación generada por la crisis económica global y la pandemia de COVID-19.
En tanto se acumulaba la mayor parte del gasto público en estas obras megalómanas, cientos de comunidades siguen sin vías dignas de comunicación, varios tramos carreteros están en total abandono, hay decenas de obras inconclusas y calles, incluso aledañas a la Súper Vía, plagadas de baches, sin señalamientos ni iluminación
No es necesario subrayar que este descuido fue una de las muchas causas del hartazgo social, que se manifestaron en las urnas, pese a que el Gobernador se ha ocupado en justificar la necesidad de concentrar la obra pública en Pachuca para atraer inversiones.
Un argumento que deja claro que lo que necesita el estado, no son sólo obras faraónicas sino obras que atiendan las múltiples desigualdades del estado, con criterios de transparencia, eficiencia y eficacia que sirvan para maximizar el valor de la inversión pública