Muchas personas se interesan en conseguir o informarse sobre los famosos afrodisiacos. Substancias, comida o elementos que provoquen el deseo sexual. En algunos casos estos productos tienen precios elevados y la realidad es que la eficacia no es comprobada. Incluso se han puesto en peligro de extinción algunas especies como los rinocerontes o las tortugas por estos supuestos poderes sexuales.
Lo que es un hecho es que, la estimulación de los sentidos desencadena el deseo y la respuesta sexual. El olfato y el gusto, no son tan populares por su función erógena; sin embargo puede potencializar la sexualidad.
El placer tiene que ver más allá del coito, el placer es la construcción del concepto mismo; saber que el cuerpo reacciona físicamente a los estímulos pero es necesario asociarlos con la experiencia placentera.
No hace falta comprar el perfume de marca carísimo, o comer el platillo más exótico. Basta la creatividad y la disponibilidad para proveer a los sentidos experiencias que despierten el erotismo. Incluso este despertar de los sentidos puede ser individual.
Una de las grandes mentiras entorno a la sexualidad es que se tiene que parecer a lo que vemos comercialmente. Esta mentira limita a las personas porque no nos permite disfrutar y vivenciar lo que sí está en el momento.
Los olores, colores y sabores que tienen función de “afrodisiacos” pueden ser tan simples como un té, unas flores o una vela aromática.
En el contacto con el erotismo todo cuenta si esta la predisposición a sea algo placentero y erótico.
Te invito a desarrollar tu creatividad erótica y descubrir los elementos que, de acuerdo a tus posibilidades y gustos te hagan sentir placer. Disfruta con lo simple pero significativo.