En los últimos años, los cambios emocionales han afectado a toda la población a una velocidad impactante, es decir, esa etapa de incertidumbre y ansiedad que caracterizaba a la adolescencia ya no existe más, porque actualmente cualquier persona de cualquier edad, presenta intranquilidad de forma inconstante e indeterminada y eso no es bueno.
Pero para poder tratar este tipo reacciones naturales, que no son malas porque son a consecuencia del ritmo acelerado de vida que llevamos, se recomienda un asesoramiento en terapia.
La terapia es un término utilizado dentro de la medicina, basada en una serie de intervenciones diseñadas para tratar enfermedades y mejorar la salud y el bienestar del paciente. El objetivo principal, es proporcionar alivio de los síntomas físicos o psicológicos de manera personalizada, pudiendo ser con o sin medicamentos implicados.
Hasta este punto debo aclarar que no soy médico ni mucho menos y aunque casualmente mi entorno cercano lo comparto con varios profesionistas en el área de la psicología, los conceptos básicos que estoy compartiendo es únicamente para la comprensión de este texto.
Dicho esto, uno de mis objetivos personales al iniciar este año, fue el dedicarle más tiempo a la lectura. Dejando a un lado las cosas académicas, me encontré con el libro correcto en el momento perfecto: “La paciente silenciosa” de Alex Michaelides.
Durante un almuerzo en el colegio, entre las maestras y yo, intercambiamos verbalmente los títulos de nuestras lecturas de ese momento y una de ellas emocionada de su recomendación, me dijo sin más — “lo tengo en digital, te lo envío.”—.
Debo confesar que el libro lo tuve en el celular durante varias semanas y no fue hasta que uno de mis amigos tuvo la confianza de platicarme que había decidido acudir al psicólogo, que me dispuse a leerlo.
“La paciente silenciosa”, en una novela que te atrapa desde el principio porque está escrito con un lenguaje fácil y el ritmo de la lectura va intensificándose entre cada capítulo hasta llegar al final inesperado.
Con el título, podemos adivinar que habla sobre salud mental, dentro de un contexto psicológico lleno de intriga. La protagonista es Alicia Berensons, una pintora exitosa y felizmente casada que se convierte en una mujer traumatizada, pues termina dentro de un hospital psiquiátrico, debido a que decide acabar con la vida de su marido y sin decir una sola palabra.
A partir de ello, la narración va desvelando los secretos más oscuros de aquella mujer y los fríos acontecimientos a voces de diferentes personajes, como el psicoterapeuta Theo Faber.
A las pocas páginas de la lectura, puede comprender que el proceso de asistir a terapia de mi amigo, no era realmente para ser escuchado, sino para escucharse a sí mismo, porque muchas veces nuestra mente está confundida al grado de no saber diferenciar entre lo que es bueno para todos y lo que en verdad es bueno para mí. Muy similar al contexto general del libro.
La realidad se enfoca en el esquema prioritario del ser, donde nosotros debemos ser los protagonistas y no los personajes secundarios, pero ¿qué pasa si un tercero cambia la realidad? ¿Quién rige mis pensamientos? ¿Mi actuar es socialmente correcto? ¿Cómo saber si lo que hago o pienso está bien o mal?
Aunque podemos llegar a emplear un sinfín de preguntas retóricas sobre este tema, esta lectura además de ser entretenida, explica muchas banalidades y excentricismos de nuestra vida y la percepción de los demás.
Nada es lo que parece ser y no hay peor enemigo que tus propios pensamientos. Por eso es importante acudir a terapia para asistirse con un profesional.

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