Hace poco más de dos años, la vida le cambió a Margarita Pineda Hernández, de 47 años, tras ser atacada por dos perros de la raza Bull Terry, ya que las lesiones que le causaron ameritaron que los médicos le amputaran el brazo izquierdo.
Sin embargo, según lo dicho por José Anguiano, esposo de la víctima, el caso prácticamente quedó impune, ya que aun cuando la dueña de los canes agresores compareció ante las autoridades, no han recibido indemnización alguna, pese a que fue sometida a varias operaciones.
Anguiano, quien se desempeña como vigilante de una empresa de seguridad privada, comisionado en el ISSSTE, dijo que de no ser por médicos de esta y otras instituciones, que por su cuenta han canalizado a su esposa para la realización de las cirugías a bajo costo, quizás la víctima ya hubiera fallecido.
El entrevistado, recapituló los hechos registrados el 18 de marzo de 2020, cuando su esposa regresaba de hacer algunas compras.
Se trasladaba a bordo de una colectiva y al llegar cerca de su domicilio, ubicado en la colonia 2 de Agosto, solicitó la parada y descendió de la unidad.
De repente, aparecieron las mascotas embravecidas, las cuales salieron de una casa y se abalanzaron contra la fémina, la derribaron y arrastraron a la zona de la barranca.
Uno de los animales la prendió del brazo sin soltarla, mientras la desesperada mujer pedía ayuda, pero nadie la escuchaba.
Por suerte, pasó un motociclista, quien como pudo la rescató, aunque estuvo a punto de correr con la misma suerte.
Temeroso de que las mascotas también lo atacaran, comenzó a solicitar ayuda a través de un grupo de WhatsApp de vecinos y esos llegaron al lugar.
Sin embargo, la víctima se encontraba en muy malas condiciones. Sangraba abundantemente y aunque solicitaron la presencia de los cuerpos de auxilio, no llegaron.
Uno de los vecinos, se comunicó con el esposo, quien se encontraba laborando en el referido nosocomio, hasta donde minutos después la víctima fue conducida a bordo de un vehículo particular.
Pese a no contar con prestaciones sociales, la lesionada fue atendida y estabilizada en el ISSSTE. Sin embargo, su brazo lo llevaba prácticamente destrozado, además de otras heridas que presentaba en diferentes partes del cuerpo.
Luego fue trasladada al Hospital General de Tulancingo y posteriormente a Pachuca. Su estado de salud era crítico.
Aunque los médicos pudieron salvarle la vida, nada pudieron hacer por su brazo. Margarita, se desempeñaba como mesera en un restaurante, por las tardes vendía cacahuates garapiñados y ocasionalmente también trabajaba deshebrando ropa en un taller de costura, pero ahora ya no puede tener la misma movilidad de antes.
Su esposo dijo que en primera instancia, se acercó con las autoridades en turno, sin obtener respuesta alguna.
Actualmente, agregó, también ha acudido a la presidencia municipal para tratar de entrevistarse con el presidente municipal Jorge Márquez Alvarado, para ver si logra concretar algún apoyo para sufragar los gastos médicos pero tampoco ha tenido la oportunidad de ser recibido.
Estos hechos fueron denunciados ante el agente del Ministerio Público de Tulancingo y quedaron inscritos en la Carpeta Única de Investigación 18-2020-HG-347.
“Creo que para nosotros no hay justicia, hemos tocado puertas y se nos han cerrado, la dueña de los animales se fue del lugar y pese a que hubo una demanda simplemente el caso quedó impune”, expusor