Derivado de un reporte ciudadano, que advirtió de un evento religioso, que se llevaría a cabo en Chimalapa, comunidad del municipio Acaxochitlán, donde se congregarían muchas personas, autoridades locales acudieron, con la intención de evitarlo; sin embargo, fueron recibidas agresivamente por los lugareños, quienes argumentaron tener sus propios usos y costumbres.
Los hechos ocurrieron el pasado 26 de enero, en la citada comunidad, donde hubo “confirmaciones”, por lo que se reunieron varias personas, incluido el arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez.
Lo anterior, pese a que el 4 de enero del año en curso, la propia Arquidiócesis anunció la suspensión de todos los eventos y celebraciones religiosas.
Por ello, la brigada “Cazadores de Tormentas” del municipio Acaxochitlán, que forma parte del programa Escudo del Gobierno de Hidalgo, acudió con elementos de Seguridad Pública y Protección Civil, acompañados de enfermeras y promotores del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).
Las autoridades, reportaron que al arribar encontraron a aproximadamente cien personas, en su mayoría sin cubrebocas y sana distancia.
En el lugar, se oficiaba la celebración a cargo del párroco de la Iglesia de Los Reyes, Acaxochitlán, José Carmen Galindo y el arzobispo, Domingo Díaz Martínez.
Las autoridades, se dirigieron con los delegados de la comunidad para solicitar que acataran la indicación del Concejo Municipal, de no realizar ese tipo de eventos, por lo que aceptaron, con cierta renuencia, reprogramar las celebraciones de más confirmaciones.
El personal de la brigada acordó con los delegados, hablar con las autoridades eclesiásticas para informar que estaban de acuerdo en reprogramar las misas.
Más tarde, afirman testigos, los delegados y la brigada, se dirigieron a una oficina ubicada a un costado de la iglesia, con el objetivo de solicitar apoyo para acatar las medidas sanitarias, evitando reuniones.
En respuesta, el párroco expresó no estar de acuerdo con estas medidas porque para él, son más importantes las tradiciones de los pueblos, además de que el evento ya se tenía programado.
Pese a que la celebración ya había concluido, algunas personas permanecían cerca de la iglesia y mientras, se desarrollaba la reunión con los sacerdotes, un hombre que dijo ser comandante de la policía de la localidad, comenzó a escandalizar, alterando a los presentes.
A gritos, el supuesto comandante y los pobladores, pidieron a la brigada que se retirara, pues ahí se regían por sus costumbres.
Debido a ello, la gente comenzó a reunirse y a rodear a los integrantes de la brigada, quienes, por su seguridad, optaron por retirarse sin poder hacer algo más.
Sin embargo, el “comandante” siguió alborotando a la gente, incluso intentaron detener a los miembros de dicha brigada, entre ellos, algunas enfermeras a las que acusó de ser cómplices y les exigía que borraran las fotos que habían tomado.
Los reportes de eventos religiosos concurridos, son frecuentes y uno de los más recientes, corresponde a la colonia Rojo Gómez, donde vecinos denunciaron que el martes 2 de febrero hubo una celebración religiosa por el Día de la Candelaria, con presencia de feligreses