Los resultados de la encuesta para conocer los estilos de crianza y convivencia familiar de la población en Tulancingo, que elaboró el SIPINNA y World Vision, reveló que solo el ocho por ciento de los niños, niñas y adolescentes en una situación de violencia, acudiría a contar si situación con sus padres y el tres por ciento, con los profesores.
Estas cifras resaltan porque se supone que los padres son los que deben dar esa protección y años atrás, los profesores generaban mucha confianza; sin embargo, el 35 por ciento de los encuestados dijeron que acudirían al DIF; 21 por ciento, a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) y el 11 por ciento, llamaría a una línea de emergencia.
Emma San Agustín Lemus, secretaría ejecutiva del Sistema de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), consideró que estas cifras tienen que ver con la ausencia de los padres en los hogares.
“Hoy los padres están muy ocupados trabajando, muy ocupados en atender los temas económicos y también en atender sus redes sociales, eso genera un abandono de los hijos y por naturaleza, con quien vives es con quien más convives, de tal manera que si el menor no convive con el adulto y aunque la ley diga que es quien te protege, no le tendrá confianza”.
Esa ausencia, agregó San Agustín Lemus, impide crear el vínculo de confianza, por eso actualmente los menores confían más entre pares, es decir, sus amigos y compañeros. “Algunos tienen un adulto significativo como el abuelito, pero los padres no son precisamente a los que les tengan más confianza”.
La funcionaria, reconoció que anteriormente los adultos eran más cuidadosos en las discusiones o confrontaciones entre la pareja, pero ahora lo manifiestan frente a los hijos y eso hace que los menores piensen que sus padres no están bien, que ya tienen muchos problemas y su nobleza hace que no quieran darles más problemas y buscan solucionarlo por fuera.
Otro dato que brincó en los resultados y que aparentemente se contraponen, es que los niños manifestaron que el lugar que consideran más seguro, es su casa, mientras que los padres, coincidieron en que donde más sufren violencia los niños, es en el hogar.
“Esto sucede porque la niña, el niño o el adolescente, tienen normalizada la violencia como método correctivo, como método de educación; ellos piensan, me pegan, me ofenden, me castigan, pero es porque me están corrigiendo, entonces no lo ven como violencia”, explicó San Agustín Lemus.
Finalmente, dijo que en el trabajo realizado en escuelas observan interés por parte de los padres, una vez que les explican los tipos de violencia, los derechos de los niños y la importancia del diálogo.

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