El elemento fundamental de las sentencias, es la aplicación de la norma a un caso en concreto, razón por la cual es que los órganos jurisdiccionales deben de realizar un estudio pormenorizado de cada caso, estudiando de manera clara y concisa los hechos.
En tal sentido, la tecnología ha sido un elemento fundamental en la evolución de las sentencias mismas, que ha permitido sintetizar la norma y facilitar la transcripción y la escritura de las mismas.
Sin embargo, ha sido en al mismo tiempo, un elemento en el retroceso de la justicia puesto que, en gran medida, ha servido para realizar un copiado y pegado tanto de las normas como de los hechos y de resoluciones ya emitidas en otros procesos.
Si bien ello ha permitido acelerar y eficientizar los procesos jurisdiccionales, lo cierto es que ha destruido la esencia de cada proceso, que es revisar caso por caso de manera particularizada. Máxime que pudiera ser considerado no solo un tipo de plagio o hasta un autoplagio.
En diversos países se ha planteado la presente problemática, como es el caso de Austria donde se encuentra prohibido el copiado y pegado dentro de las sentencias, obligando a los órganos jurisdiccionales, a realizar una motivación adecuada a cada caso en concreto.
En el mismo sentido la exigencia de una debida motivación, es una vertiente del principio de legalidad, mismo derecho fundamental de toda persona en nuestro país, el cual nunca será efectivo si aquella sentencia no es un estudio exhaustivo de cada caso en particular.
México ha intentado lograr que los órganos jurisdiccionales conozcan de mayor manera los casos en particular, para obtener la mayor justicia en las sentencias, pero lo cierto es que entre menos se involucre el órgano y mayor paso le otorgue a las transcripciones como a los formatos, menor será la motivación de una sentencia.
Sin duda es necesario que nuestro país transite hacia una justicia de sentencias mayor motivas y menos formalistas.
juanfer_lm@jfg