Semana intensa en la relación bilateral México-Estados Unidos, en primera instancia y hasta antes de ayer jueves 6 de marzo, Donal Trump había dado la orden de imposición de aranceles a nuestro país de 25% tal cual lo había prometido con anterioridad.
Esto significaba que los productos mexicanos serían más caros en Estados Unidos, es decir, si un producto costaba 1,000 dólares con este porcentaje extra de aranceles, ahora costaría 1,250 dólares
Los efectos en la economía automáticamente generarían una contracción de la actividad, afectando la demanda y golpeando a ambos países. Los productos que principalmente afectarían sus precios al alza, serían electrodomésticos y tecnología, automóviles y auto partes, alimentos importados como productos agrícolas y cárnicos, materiales de construcción y ropa.
El efecto, sin duda significa un balazo en el pie para los mismos Estados Unidos, sin embargo, no serviría de mucho brindar cifras, datos, razones o argumentos con demostración técnica puesto que, la imposición de aranceles fue una de las principales banderas de atracción de electorado en su campaña, que lo llevaron al triunfo y a conseguir la mayoría en sus cámaras de representantes, además de que este mandatario le responde una y otra vez a nuestro país que “tiene otros datos”, dándole una cucharada de su propia medicina a la 4T pero en ideología de derecha.
¿Y cómo había respondido nuestro país?… ¿con un discurso en el zócalo? Medida meramente populista pero… de izquierda, pero antes de informar al pueblo mexicano de las medidas de respuesta a los aranceles, el día de ayer ambos mandatarios tuvieron un plática telefónica en la que minutos después, nuestro gobierno difundió por todos los medios de comunicación que se suspendía la entrada en vigor de esos cobros extra a nuestros productos en un tono victorioso, lo cual también es meramente populista, ya que dicha suspensión no responde a la habilidad de negociación de nuestra mandataria, como lo menciono unos párrafos más arriba, Trump “tiene otros datos” o que les haría pensar que una llamada telefónica lo haría cambiar de opinión, si basta con ver como unos días antes exhibió públicamente de manera brutal al mandatario de Ucrania.
Trump fue claro: la suspensión arancelaria es para los productos de forman parte del acuerdo de libre comercio T-MEC, los mismos productos que les menciono párrafos arriba y la explicación es sencilla. El cambio de parecer se debe a la presión que ejercieron las grandes industrias estadounidenses a su gobierno y el plan es sencillo, esta suspensión significa tiempo para que puedan relocalizar en su país sus plantas de producción y recuperar los empleos en su país.
Los otros datos de Trump no van a cambiar porque el gobierno de la 4T haya querido solucionar en un mes lo que no pudieron solucionar en seis años de abrazos no balazos y la experiencia ya es clara, nuestro país debe trabajar en una respuesta agresiva de imposición arancelaria mezclada de política, pero de política real, es decir dirigida a estados donde se afecte los intereses de su electorado y a su vez genere la presión desde sus cámaras de representantes, similar a lo que han hecho las grandes industrias de su país.
Hasta entonces si le creeremos a Sheinbaum que la patria es primero

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