Un caso que ha trascendido a nivel nacional, fue el de una persona adulta mayor que acusó que había sido despojada de una casa de su propiedad y para lograr que se salieran los invasores, le disparo a diversas personas dando como consecuencia la perdida de la vida de una.

En cambio, quienes se encontraban dentro del domicilio, señalaban que les fue rentado el inmueble y que había pagado diversas cantidades por concepto de renta.

Las opiniones se han dividido en redes sociales, al grado incluso de manifestarse en favor de la señora de la tercera edad, aplaudiendo el acto realizado por proteger su patrimonio y haber “castigado” a los señalados como delincuentes.

Ante ello, parece pertinente preguntarnos si nos podemos convertir en juez y parte, si podemos como sociedad condenar y absolver sin un proceso previo, si esta presión social generará o no, una sentencia imparcial o no.

La respuesta de un estado que garantice y respete el derecho, es el reconocimiento de los tribunales y de las procuradurías a establecer la verdad a través de los procesos.

Sin embargo, parece que cada día aun y con los cambios que se han pretendido en el sistema y con el sin número de condenas y de sentencias populares, no se ha logrado generar credibilidad en el sistema de justicia, lo cual parece lo más esperado posible.

El problema es que mientras las sentencias sean populares, pero no justas y las mismas sean una respuesta a demandas sociales y no ha a la aplicación normativa, la respuesta social será desconfiar en un sistema, que no se respeta ni a sus normas ni así mismo y continuar presionando con aquello que le ha funcionado que es la presión social.

En cambio, cuando un sistema de justicia emerja por su justicia y demuestre su eficacia a través de la aplicación del derecho y la norma, ese día su credibilidad será intachable.

jfernandoge1@gmail.com

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