En estos días de transición en el poder ejecutivo, se han celebrado algunos actos sin precedente que generan gran interés e impacto mediático. Me refiero a la presentación del gabinete de la doctora Claudia Sheinbaum.
Es cierto que hace seis años López Obrador tuvo un antecedente similar. No obstante, la expectativa de este año, superó por mucho lo acontecido previamente. El punto es que ahora se hizo con un aparato de comunicación más robusto.
Además, la expectativa se sustentaba en conocer cuántos de los nombrados repetían responsabilidad en el segundo gobierno federal morenista. Pero esa solo era una pequeña parte del todo. También se especuló sobre el nivel de profesionalización de los integrantes, la paridad de género, los acomodos de los que aspiraron al cargo y perdieron la encuesta, en fin.
Todo lo anterior descansa en un criterio mediático. Pero también tiene una dosis de análisis político. Con las presentaciones segmentadas en bloques, se jugó con la idea de generar cada vez más inquietud. Es decir, se acababan los espacios y todavía había (quizá tenga que conjugar en presente, hay) muchos espacios por cubrir. Entre ellos, el titular de la paraestatal PEMEX y en los representantes de las fuerzas armadas, marina y ejército nacional.
Estos funcionarios de primer nivel, se están reservando jugando con los tiempos políticos y generando (como decía previamente), un interés sin precedente en la conformación del nuevo gobierno federal.
Podría decirse que esta fórmula casi de manera íntegra se utilizó en el gobierno de la CDMX con la gobernadora electa, Clara Brugada. En un evento reciente hizo lo propio con la presentación de los funcionarios que le acompañarán a gobernar la ciudad más grande del país.
Quizá la mira la acaparó el secretario de gobierno, el todavía senador César Cravioto, quien hace poco fungió como delegado nacional de Morena en el estado de Hidalgo y quien compitió para ser jefe delegacional en Gustavo A. Madero.
La nueva encomienda, sin embargo, parece más que atractiva para el político, que a su vez fue el suplente del actual gobernador de la ciudad en la cámara alta, Martí Batres Guadarrama, quien seguramente ocupará algún cargo en el gobierno federal una vez que termine su encargo.
De esta manera, Cravioto se posiciona como un alto perfil que será pieza clave en la toma de decisiones de la capital y eslabón de primer nivel entre el gobierno de la ciudad y el federal. No sólo eso, también se coloca en primera fila para competir por el gobierno capitalino en 2030.
Aunque el futurismo político casi como regla se debe de descartar. No hay duda que la trayectoria y experiencia de Cravioto, lo convierten en automático en una carta fuerte del morenismo de la CDMX para proyectos políticos en el porvenir.
Regresando a las estrategias de comunicación de las recién electas, Sheinbaum y Brugada, es un hecho que la izquierda aprendió bien de sus errores, No hace mucho los escasos gobiernos que emanaban de esta ideología política, carecían de buenas estrategias de marketing político. Ahora los gobiernos de Morena, mantienen un alto perfil en su comunicación que ayuda a mantener alta la expectativa de sus acciones e incluso de sus omisiones.