De las secuelas más grandes que ha dejado la pandemia, ha sido el nivel alto de procrastinación en el mundo. Un gran porcentaje de la población se dedica únicamente a cosas frente al celular o al computador y, a pesar de que la vida se ha “regularizado”, se siguen dejando a un lado muchas actividades físicas.
Es por eso por lo que, durante una tarde lluviosa, después de participar en una presentación de danza, miré en retrospectiva mi vida relacionada con el ejercicio y a la cultura física. Y es aquí cuando les digo que en este texto se mencionarán diferentes disciplinas y deportes, pero nada ostentoso. Ningún “Récord Guinness” hasta el momento, pero, uno nunca sabe; por favor, sigan leyendo.
Desde muy pequeña mis hermanos me hacían burla porque no tenía como ellos la habilidad en el deporte; ellos practicaban voleibol, mientras que yo pasaba las tardes ensayando danza. Pero antes de eso, recuerdo que salíamos a correr en familia, de vez en cuando mi padre y mi hermano, jugaban con las raquetas o fútbol, y yo acompañaba a mi mamá a sus rutinas de aeróbics. Inclusive, para mantenernos aún más activos, con mi hermano practicaba “tae kwan do”, y los cuatro (mis dos hermanos, mamá y yo) tomábamos clases de natación.
Consciente o inconscientemente, mis padres nos hicieron muy activos, nos inculcaron el dinamismo que hoy en día agradezco. Porque para muchas personas el realizar una actividad, dónde todo el cuerpo es el protagonista resulta difícil o complicada.
A decir verdad, muchas personas lo hacemos solo para mantenernos saludables y/o para conservar un buen cuerpo, pero también es cierto que se necesita de esa pasión y suprema disciplina del “amor al arte” o de ese “amor a la camiseta” para seguirlo haciendo. Entonces, ¿qué tan consientes estamos de llevar a cabo o no una actividad física?
En mi caso, estoy sumergida en dos vertientes. Por un lado, me encuentro sumamente involucrada en la parte artística, con la danza y la expresión corporal; pero sin dejar a un lado el deporte, con las caminatas, el fortalecimiento físico en el gimnasio y la natación. Estas son las bases de mi día a día, y aunque suena demasiado, la realidad es que no lo es. El mismo cuerpo es el que me pide movimiento, así que lo dejo fluir.
La danza, como les he mencionado en muchas ocasiones, nunca la he dejado y a donde voy la practico, pero las otras actividades las voy adaptando y cambiando, dependiendo del sitio donde me encuentre y mis compromisos laborales.
Este año, por ejemplo, después de casi veinticinco años, retomé las clases de natación. Y como lo dijera Germain, me siento casi una sirena, “presque sirène”.
Recuerdo mis primeras clases de natación, era muy pequeña, tenía entre 6 o 7 años cuando mis padres nos llevaban al centro de Tulancingo a la “Alberca Olvera”. Me sentía privilegiada porque de tener en Cuautepec solo agua fría en el balneario “El Molino”, ir a Tulancingo a una alberca con agua “calientita”, sonaba mucho mejor.
Desde pequeña también era muy femenina y coqueta. Entonces, el hecho de preparar mi maleta, las sandalias y la toalla me emocionaba, aunque lo más divertido era escoger el traje de baño que iba a usar, porque claro, mi mamá se encargó de comprarme muchos y muy bonitos.
A mi parecer, la natación es una actividad física necesaria para la supervivencia y debería aprenderse desde la niñez. Asimismo, la natación es un deporte acuático muy completo, es decir, al practicarlo no solo activas la coordinación motora del cuerpo, sino que además trabajas la respiración, los músculos y el sistema circulatorio. Es estimulante, relajante y nos ayuda con la autoconfianza y a combatir el estrés.
Por muchas razones, la danza acuática pudo ser mi deporte favorito, pero de niña no lo sabía, solo disfrutaba del agua y con los nados básicos, trataba de no hundirme. Ahora mi diversión consta de mejorar mis técnicas, de llevar una mejor respiración y coordinación. Aunque el simple hecho de autorregalarme unas horas sumergida en el agua me ha cambiado de sobremanera, tanto física y emocionalmente. Hoy, por ejemplo, en mi clase matutina me la pasé dando piruetas. Deberían darse un tiempo e intentarlo.

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