Para abatir la deforestación en el país, la senadora morenista María Merced González propuso establecer como requisito en la Ley General de Educación Superior, que para la obtención del título profesional correspondiente al nivel de licenciatura, los estudiantes siembren al menos un árbol y le brinden cuidado por un periodo de al menos 6 meses.
Dijo que con la reforma al artículo 15, primer párrafo, de la mencionada ley sería obligatoria la plantación del árbol para que se pueda obtener el título profesional.
La legisladora hidalguense argumentó que si bien la biodiversidad de México es muy amplia, no lo son menos los diversos factores -humanos y naturales- que la amenazan y ponen en riesgo, como la deforestación, cambio climático, incendios, huracanes, inundaciones o sequías.
González González en su iniciativa destacó que de acuerdo al informe divulgado por Global Forest Watch3, desde 2002 hasta 2020, México perdió 662 mil hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representa 16 por ciento de su pérdida total de cobertura arbórea en el mismo periodo de tiempo y que el área total de bosque primario húmedo en México disminuyó en 7.2 por ciento en este periodo de tiempo.
Agregó que, de acuerdo con dicho estudio, en México de 2001 a 2019, el 17 por ciento de la pérdida de masa forestal se dio en áreas en las cuales los impulsores dominantes de la pérdida resultaron en deforestación.
De igual manera, agregó la senadora, que el Programa Nacional Forestal 2020-2024, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 31 de diciembre de 2020, se menciona que el 95 por ciento de la deforestación ocurre de manera ilegal, pues la SEMARNAT solamente autoriza el cambio de uso de suelo en un promedio de 12 a 13 mil hectáreas al año, mientras que la deforestación bruta promedio anual es de 250-260 mil hectáreas.
“Los procesos de deforestación de mayor impacto en términos de la extensión de superficie forestal perdida son aquello que involucran actividades agropecuarias comerciales altamente rentables, como el cultivo de aguacate, la palma de aceite, la soya y la producción de carne, así como actividades de subsistencia (roza, tumba y quema, ganadería extensiva y cultivo de maíz y frijol)”.
Dijo que otras actividades de alto impacto, pero con afectaciones menores en términos de superficie deforestada, son los desarrollos turísticos, la minería, los proyectos inmobiliarios y el cultivo de enervantes.
Manifestó que su propuesta se conjuga con la idea de que la Universidad aglutina un extenso cúmulo de cultura y enseñanza, dentro de la cual, se comprende la conciencia socioambiental.
“Por ello, esta enmienda visualiza precisamente participar más activamente desde la configuración del plano académico para coadyuvar a paliar la problemática ambiental que implica la deforestación, contribuyendo con esto, a su vez, a robustecer una formación mayormente integral de las y los nuevos profesionistas que participen activamente en el fortalecimiento de la cultura ambiental”, concluyó la senadora de Morena