En el Valle de Tulancingo, hay “focos rojos” porque los cultivos presentan estrés hídrico, lo cual ocurre cuando la demanda de agua, es más alta que la cantidad disponible, durante un periodo determinado o si su uso se ve restringido por su baja calidad.
La Secretaría del Campo municipal, atribuyó lo anterior a las pocas precipitaciones pluviales marcadas desde 2022.
Los cultivos perenes, como: Alfalfa, praderas mixtas y algunos pastos, resienten estos efectos, que también repercuten en el ganado, pues disminuye el rendimiento por hectárea y en lugar de obtener 28 o 30 toneladas, en un corte de entre 35 o 40 días, solo se consiguen de seis a nueve toneladas.
Ante esta escasez, los productores tienen que comprar mayor cantidad de alimento balanceado o más forraje empacado y en consecuencia, los costos se elevan.
Otra situación grave, es la poca cantidad de agua que tienen las presas, específicamente “Los Álamos” y “El Sabino”, al igual que las que se encuentran en Santa Ana Hueytlalpan.
Los campesinos, toman ya medidas porque sus sistemas de riego se están abatiendo y para obtener agua, ahora tienen que bombear más metros, lo cual implica mayor consumo de energía eléctrica y menos extracción hídrica.
También, en las parcelas, las láminas de riego que dan cuenta del espesor de la capa de agua con que una superficie queda cubierta o húmeda, pasó de 12 a 15 centímetros porque en los canales se evapora el líquido, además de que los suelos están muy secos.