Por Paloma Pérez

Ante la serie de conflictos suscitados entre las artesanas del Valle del Mezquital, legisladores han propuesto declarar al bordado conocido como “Flor y Canto”, patrimonio cultural inmaterial del estado de Hidalgo.
En voz de Lisset Marcelino Tovar, este tipo de diseños son utilizados en la región a través de distintas formas, entre éstos, el distintivo que diferencia al pueblo hñañhú de cualquier otro.
Los textiles explicó, encierran un lenguaje simbólico de suma importancia, debido a que en la combinación de texturas, colores y representaciones, está la historia que refleja sus propias tradiciones.
“Aquellos que les hace sentido y les representa, por lo que podemos decir que los textiles también dan entidad en el mundo que habitan”, señaló.
Artesanas de la zona árida del estado han señalado de plagio en reiteradas ocasiones a distintas y reconocidas marcas de moda, sin embargo, en materia legal, los resultados son mínimos.
Recordaron el fraude cometido en contra de la muñeca de trapo llamada Nxutsi, versión “blanqueada” y que representaría a las mujeres otomíes, misma que hace escaso un mes, fue presentada ante empresarios.
Por tal motivo, artesanos del Valle del Mezquital han exigido no solo el registro de los bordados hñahñus, ya que una empresaria hidalguense, se había apropiado de la identidad cultural.
Esto derivó que los representantes de los pueblos indígenas acudieran a la Comisión Estatal para el Desarrollo Sostenible de los Pueblos Indígenas, para demandar la intervención del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Con esta medida, la cancelación inmediata del registro de marca y de la autorización otorgada por una empresaria para el uso de iconografía, que pertenece al pueblo y sus bordadoras.
Marcelino Tovar dijo que la imagen ha sido un medio importante para mostrar más que el solo dominio de técnicas y habilidades estéticas.
Cabe resaltar, las figuras y los colores, acomodados bajo meticulosos cálculos matemáticos, narran su vida cultural, social, religiosa, económica y política. “Por lo tanto, la imagen representa el tejido social de un pueblo y la expresión de su cosmovisión”, apuntó

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