Hace unos días se dio a conocer la recomendación que emitió la Comisión Estatal de Derechos Humanos al rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, por medio de la cual señalaba la necesidad de una disculpa pública por parte de dicha autoridad, ante los hechos ocurridos en el interior del edificio de Abasolo, situación que se negó a ofrecer.
De dichos actos existieron una diversidad de carpetas y el señalamiento por diversas personas tanto estudiantes como otros testigos, de haber sido agredidas y reprimidos en una protesta.
En primer término, parece oportuno señalar que si bien no hay una consecuencia coactiva por la recomendación, lo cierto es que la Comisión y los organismos autónomos merecen respeto y reconocimiento.
La credibilidad de quien ha fungido como una autoridad garante de derechos humanos, no puede ser menoscabada y en un Estado Democrático, hemos de aceptar responsabilidad porque es la única vía hacia el progreso y la garantía a derechos humanos.
Sin duda aquello que ocurre al interior de una institución, siempre tendrá que ser respondido por quien es la autoridad, porque es su responsabilidad garantizar los derechos de quienes se encuentran incluso en las instalaciones.
En tal sentido, parece fundamental responder y cumplir no solamente a la recomendación sino con estricto apego a derecho, a las problemáticas suscitadas. Es necesario no solo para la paz y el orden, sino para la propia credibilidad de las autoridades.
La garantía y protección de derechos, siempre serán una constante en la democracia y en el progreso de las instituciones.
Solo mediante el respeto a las mismas se podrá superar cualquier problemática e incluso enaltecer a las instituciones.
Me parece desatinado que no se pretenda hacer frente por una autoridad, a una recomendación que puede ser el inicio de un proceso de reconciliación institucional.
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