Por Cristian Rangel
El fin de semana pasado, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anunció que además de las reformas constitucionales del Poder Judicial y la de la Guardia Nacional, agregará dos más: una sobre el salario mínimo y otra al sistema de pensiones, para garantizar que los trabajadores se jubilen con el 100% de sus salarios.
Esta última, ha llamado la atención de los expertos en la materia, pues podría generar una crisis de especulación, debido a que hasta el momento no se saben detalles de la reforma, solo se conoce que el objetivo es que el trabajador logre jubilarse con el 100% de su salario (actualmente las jubilaciones rondan en un porcentaje del 30% al 70% dependiendo las características de cada trabajador).
Es importante señalar que el control del sistema de pensiones mexicano, pasó en 1997 a manos de administradoras de fondos privadas (afores), que a octubre del año pasado gestionaban 5.4 billones de pesos, lo que significa un 20% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.
Pero la preocupación radica en que de esos 5.4 billones de pesos bajo administración de las afores, cerca del 50% está invertido en deuda gubernamental, por lo tanto, surgen preguntas como: ¿quién financiaría tal aumento? ¿Los patrones accederán a dar otro aumento en sus aportaciones, adicional al de la reforma del 2020? ¿De dónde se obtendrían tales recursos? ¿Podría hacerlo en el 2024, cuando estima un déficit superior al 5%?
Las respuestas, aún no se conocen, por lo que habrá que esperar el cuerpo de la reforma para poder hacer un análisis a fondo, pero lo cierto es que en ningún país del mundo se garantiza el 100% del salario como jubilación.
Australia, Japón o Corea del Sur ofrecen 40%, y en países como Grecia y Portugal ofrecen 90% o un poco más, pero la variable fundamental, es la edad de jubilación.
Sin embargo, hay que tener claro que en gobierno, todo se puede mejorar y que urge echarle mano al sistema de pensiones, pero no de una manera populista que interprete que la reforma responde más a temas electorales que a temas de mejora para el retiro de los trabajadores mexicanos, puesto que el dinero que han aportado en las afores, es de ellos no del gobierno y i no se maneja de manera responsable, a futuro generará una turbulencia en el sistema financiero mexicano, que conlleve a otros impactos económicos y sociales.