La violencia contra mujeres, durante el último año, ha llegado a casos extremos, con cuatro feminicidios consumados y uno en grado de tentativa, supuestamente cometidos por sus parejas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres, las principales víctimas de violencia física, sexual o psicológica, corresponden al sector femenino.
En el municipio Tulancingo, varios hechos de este tipo no son denunciados, por lo que quedan en la impunidad.
De acuerdo con la directora de la Instancia de las Mujeres, Carolina Márquez, en 2022 atendieron alrededor de siete mil casos de esta índole.
Ruta entrevistó a tres mujeres que han sido víctimas de violencia y sus testimonios son un tanto similares, principalmente coincidieron en que no denunciaron por temor a las represalias y por no involucrar a sus hijos.
“La verdad, tenía miedo de dejar a mi esposo, pero llegó el momento de que ya no aguanté tantos golpes e insultos. Lo más sano fue separarnos porque mis hijos presenciaron muchos pleitos”, expresó Rosario.
Por su parte Sandy, en su relato, dio a conocer que la violencia hacia su persona comenzó desde el noviazgo.
“Me ignoraba, yo le decía algo; se volteaba y no me hacía caso, durante el matrimonio fue peor porque ya hubo golpes, nunca me atreví a denunciarlo porque me decía que ya iba a cambiar, pero no fue así, hasta que mejor decidimos separarnos”.
Mariana catalogó el tiempo que duró su matrimonio como un auténtico infierno. “Al principio todo fue muy bonito, pero comenzaron las agresiones a grado tal, que un día me golpeó en la calle y me mandó hasta el hospital, los mismos médicos me sugirieron que mejor me separara”.
Sin embargo, posterior a la separación vinieron las amenazas y los insultos continuaban. A diferencia de los casos anteriores, Mariana sí acudió ante el agente del Ministerio Público, su expareja fue citada a comparecer ante las autoridades y solo así, el problema se solucionó