La imparcialidad de todo juzgador, implica la falta de compromisos con cualquier parte que se encuentre en litigio, sin duda uno de las mayores virtudes y exigencias que se puede solicitar a una persona para convertirse en juez o jueza.
Los ministros no son la excepción, puesto que su deber solamente debe de ser con y para la Constitución incluso si ello, los aleja del poder o de una mayoría de la población, puesto que la justicia incluso puede incomodar a la mayor parte de la sociedad.
En tal sentido, un ministro que incluso fue presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha renunciado a su cargo, cuestión no solamente inconstitucional, puesto que dicho cargo es irrenunciable solo mediante una causa grave.
Lo anterior con la finalidad de que una misma generación política, por decir lo menos, sea la que decida respecto de más de 2 ministros, motivo por el cual tan digno cargo implica la decisión de una persona para tener una responsabilidad por su país, por más de 15 años puesto que, una vez que se acepta dicha responsabilidad, no solamente no se puede renunciar, sino que por amor a nuestro país debe de continuar con tal dignidad aun y en su retiro.
No obstante, el expresidente de la SCJN permitirá que se vote en este sexenio por un ministro más impidiendo a otra generación tal decisión puesto que, las siguientes generaciones que son quienes votarán por los próximos senadores y ejecutivo federal debieran ser de manera indirecta quienes decida.
Del mismo modo, que quien ha sido señalado en diversas ocasiones por haber dejado de ser un ente imparcial y haberse convertido en un aliado más de un grupo de gobierno hoy acepta dicha simpatía.
Lo anterior me parece triste para la tan ansiada independencia judicial puesto que, pone en tela de juicio la imparcialidad de sus sentencias y su paso por la SCJN.
juanfer_lm@jfg