La responsabilidad afectiva se define como la consciencia de saber que nuestros actos afectan (afectan entendido como “pasa algo”) a otras personas; y entonces poner atención para no lastimar deliberadamente a otros.
Últimamente se habla mucho de este tema porque cada vez las relaciones se están haciendo carentes de responsabilidad y sobre todo de la responsabilidad afectiva.
Cuando decides relacionarte con alguien, lo ideal es ser completamente honesto con las intenciones. Pero no solo hacia la otra persona sino hacia sí mismo principalmente. Y generalmente muchas personas andan en la vida solo relacionándose así sin saber lo que realmente quieren o necesitan de una relación o de la persona.
Si bien es difícil entrar en introspección y conocerse a uno mismo, no es imposible; basta con tomar un tiempo y preguntarse ¿Qué necesito? ¿Qué puedo? Y ¿Qué quiero? Y sobre todo cuando se trata de decidir estar con alguien en una relación.
A veces lo que pasa es que hemos romantizado la conquista y los roles de género que nos dejamos guiar por lo que vemos novelescamente; y cuando tenemos una pequeña luz de verdad, nos es difícil comunicar a la otra persona las verdaderas intenciones.
¿Qué implica la responsabilidad afectiva? Llegar a un punto en donde tus necesidades y deseos sean tan importantes como los de la otra persona, y sobre todo, cuidar el impacto emocional que conlleve.
Responsabilidad afectiva no puede vivirse sin asertividad. Y la asertividad se entiende como la habilidad que permite a las personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. Primero sabes lo que necesitas, puedes y quieres y después lo comunicas de tal forma que te asegures que la otra persona ha entendido.
En estos tiempos en donde las personas tratan de evitar el compromiso y vivir relaciones libres, creen que implica la no responsabilidad y esto es mentira. Incluso las relaciones menos comprometidas o fugaces requieren de una responsabilidad. Si quieres tener un encuentro momentáneo esto implica decirlo y esperar el consentimiento de la otra persona. Si no quieres comprometerte, esto también implica decirlo. Y si requieres de una relación de compromiso también dilo.
La responsabilidad no es sinónimo de compromisos tradicionales y a largo plazo, es crear relaciones en donde todas las personas participantes tengan el mismo panorama de la relación y decidan sobre ello. Así creando relaciones más conscientes y constructivas se puede evitar dolor emocional y violencias.