Parece algo impensable lo que se está viviendo en esta contienda electoral, donde no solamente ha sido marcada por una inseguridad que avasalla y por diversidad de ataques a los propios candidatos y candidatas, lo cual solamente genera un ambiente de intranquilidad y una falta de sentido democrático nacional.
Sin embargo, un retén realizado por un grupo presuntamente armado, que retuvo a una candidata presidencial, tiene un nivel sin precedentes en nuestra nación, lo cual no solamente implica una naturalización de la inseguridad en el país.
En tal sentido, pareciera que hoy se ha convertido en un hecho tan cotidiano, que hasta quien aspira a ser autoridad, no lo ha tomado como un acto extraordinario.
No obstante, es imposible pensar que en nuestro país un grupo de personas, puedan detener a las personas que gusten por el simple hecho de estar en posibilidades de hacerlo, denotando no solo la ingobernabilidad de nuestra nación, sino la falta de interés en la seguridad misma e incluso el cinismo de realizarlo frente a las cámaras.
Resulta tan peligroso perder la sensibilidad de lo que ocurre en nuestro país y que se convierta en un hecho común, que incluso las redes sociales no se han alarmado como cualquier otro suceso.
Sin embargo, si se piensa detenidamente en el hecho, es la pérdida a uno de los derechos de las personas que es transitar libremente por el territorio nacional pero que ahora se encuentra limitado sin causa justificada y ante el capricho de un grupo de personas.
Si ello no es alarmante para un Estado Constitucional de Derecho, parece que hemos perdido la sensibilidad de nuestra seguridad.
En consecuencia, es impensable que quien pretenda representar a la sociedad o una fracción de la misma, no alce la voz en pro de toda la nación, respecto de uno de las mayores inseguridades que vive la nación y que por supuesto, debe de ser eliminada de esta normalidad de inseguridad.
juanfer_lm@jfg