En cualquier sistema político democrático, las elecciones son la fuente de legitimidad de los gobiernos. De tal manera que a través del voto, se eligen posibilidades de progreso y mejora de las condiciones de vida de las y los ciudadanos. De ahí la importancia de que sean periódicas, confiables y competitivas, puesto que se las reconoce como uno de los principales instrumentos procedimentales de los sistemas democráticos.
De tal manera que de cara al proceso electoral para la renovación de la gubernatura de Hidalgo al que le restan 40 días para la jornada comicial, considero que hay cinco retos que se deben considerar para garantizar que sea efectivamente un ejercicio democrático.
El primer reto tiene que ver con integrar todas las mesas directivas de casilla con ciudadanos insaculados y capacitados y que el 100% de la instalación de las casillas en el Estado.
En segundo lugar, vale la pena señalar que en ningún otro proceso electoral, habían estado los reflectores de manera tan determinante en los árbitros electorales y sus accionantes.
Por tanto, es fundamental lograr una exitosa coordinación interinstitucional, entre el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo, y en segundo orden, con el Tribunal Electoral de Hidalgo y la Subprocuraduría de Asuntos Electorales.
Si bien normalmente la gubernatura y las elecciones registran una alta participación electoral, se debe abatir el abstencionismo, puesto que de acuerdo a las tendencias se anticipa que este pueda llegar a un 40% de la Lista Nominal
El otro reto tiene que ver con los partidos políticos. Justamente con evitar judicializar incesantemente este proceso, es decir que se trate solo de litigar por litigar y que mediante recursos jurídicos como extensión de las campañas políticas al ámbito legal, interponiendo quejas frívolas sin fundamento.
El quinto reto será lograr una excelente fiscalización de los recursos asignados a los partidos políticos y candidatos independientes
