Durante estos días me he dado a la tarea de priorizar cosas cotidianas y entre tantos elementos sin sentido, concluí que el ser humano debe contar con al menos estas cuatro cosas para sobrevivir: saber andar en bicicleta y saber nadar, hablar inglés y saber conducir.
Las primeras dos, la mayoría las aprendemos desde pequeños, así que eso nos facilita la vida; lo siguiente, aunque el español sea uno de los idiomas más hablados en el mundo, las cosas globales se siguen rigiendo por lo anglosajón. En cuanto a la conducción, ya sea por gusto o por necesidad siempre es necesario saberlo, principalmente por cualquier escenario de emergencia o por situaciones laborales, que se puedan manifestar.
Ahora bien, aprovechando la primera de ellas y recordando que el 3 de junio se celebra el “Día Mundial de la Bicicleta”, el texto de hoy se tratará de una pedaleada más.
En primer lugar, me gustaría expresar que uno de mis pasatiempos favoritos, es andar en bicicleta. Considero que es una actividad que puedes realizar en cualquier parte del mundo de manera fácil y económica, que además es buena para la salud y el medio ambiente.
La mayoría de las personas usamos la bicicleta como un medio físico-deportivo-recreativo, el cual no solo ayuda a combatir la contaminación de las emisiones de carbono en la atmosfera, sino que además reduce la congestión vehicular y en la mayoría de los casos mejora la movilidad cotidiana.
Así tenemos a los países europeos como Alemania, Países Bajos y Suecia que han sido líderes en el uso de la bicicleta por muchos años y su rendimiento ha beneficiado significativamente su economía y calidad de vida.
En el continente americano el uso de la bicicleta ha aumentado sustancialmente en la última década, gracias a las políticas públicas y proyectos en ciudades importantes. De hecho, su utilización fue aprovechada considerablemente durante la pandemia porque sirvió como método de movilidad alterna al empleo de los transportes públicos y que afortunadamente en la actualidad sigue en tendencia.
Con esto, es relevante señalar que en nuestro país existen muy pocas ciudades con una verdadera infraestructura pública destinada exclusivamente para la circulación de bicicletas. Sin embargo, los nuevos proyectos recreativos tanto en el interior de las ciudades como en los alrededores deben incluir obligatoriamente los accesos para personas en silla de ruedas y contar con ciclovías adecuadas. Y un buen ejemplo de este estatuto es el Parque Fundidora.
En la capital del estado de Nuevo León se encuentra el Parque Fundidora, que es el primer concepto de “Parque Público Urbano Incluyente y Multifuncional” en el norte de la República. Su denominación se da al ofrecer un espacio verde, seguro y de acceso 100% gratuito dentro de la zona metropolitana, que no solo se limita a jardines, sino que además en sus alrededores conserva los hornos altos, chimeneas y varias piezas de la antigua Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey en armonizadas entren diferentes espacios como son los museos, pista de hielo, paseo en bote y el área de comida.
En tal caso, si te encuentras de visita en la ciudad de Monterrey, el Parque Fundidora es una parada obligatoria y una de las mejores formas para recorrerlo es andando en bicicleta.
La ruta circular interna, es decir, el camino marcado para su recorrido es de aproximadamente 4 km que en un tiempo aproximado se recorre en 45 minutos, pero como hay diferentes sitios para visitar dentro, es más práctico y recomendable rentar las bicicletas que se ofertan en lugar.
En mi última visita, mis hermanos y yo decidimos tomarnos una mañana soleada para salir a pedalear. Nos despertamos temprano y para llenarnos de energía degustamos un delicioso desayuno en ihop para después ir directamente al parque.
Primero pasamos al centro para recorrer Santa Lucia con la intención de llegar al Parque Fundidora en lancha, pero nuestra emoción matutina nos ganó, pues los trayectos en el bote iniciaban más tarde. Y así fue como caminamos un par de kilómetros alrededor del agua para llegar al sitio de bicicletas y empezar a rodar por el parque.
No saben lo divertido y relajante que puede ser un paseo en bicicleta. Así que, si puedes hacerlo, donde quiera que te encuentres, te lo recomiendo.

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