Por Arturo Hernández Cordero
Una semana ha pasado de iniciada la invasión rusa a Ucrania y aunque el conflicto está en pleno desarrollo, el entorno actual que rodea la invasión a aquel país, ya permite vislumbrar al hasta ahora actor más afectado de esta guerra: Rusia.
La Federación Rusa, más allá de contar con un gran ejército y una cantidad impresionante de ojivas nucleares, que le otorgan un peso geopolítico considerable, no es una potencia económica.
Rusia cuenta con un Indice de Desarrollo Humano más propio de un país subdesarrollado, que del de una verdadera fuerza económica; su PIB es menor que el de naciones mucho más pequeñas, como Italia o Corea del Sur y su economía está escasamente diversificada, es dependiente en demasía de la exportación de energéticos y materias primas.
Aunado al contexto anterior, Rusia ha empezado a ser excluida del Sistema Financiero Internacional y al día de hoy, el rublo se ha depreciado en más de un 30%, las finanzas rusas han colapsado y decenas de empresas multinacionales han abandonado Rusia.
Todo ello traerá consecuencias muy adversas para el gobierno de Vladimir Putin en los próximos años, independientemente del tiempo que se prolongue la invasión a Ucrania.
De igual mananera, las tropas ucranianas muestran un espíritu combativo imprevisto por el ejercito ruso, quien ya registra en torno a 3 mil bajas y ha visto menguadas sus cadenas de suministro, producto de una pobre logística. Las perdidas humanas y materiales para Rusia, han sido exorbitadas teniendo en cuenta que solo ha pasado una semana de enfrentamientos, aunque también es cierto que los rusos ya se han hecho con el control de buena parte del Este de Ucrania, además Zelensky y Putin, empiezan a mostrar indicios de diálogo.
Rusia ha caído en una trampa orquestada por EE.UU. y la OTAN. Tras la invasión, la economía rusa quedará irremediablemente arruinada y el Ejército Ruso, perderá su aura de invencible después de ser exhibido en Ucrania aún y si ganase el conflicto.
Todo ha salido mal para los países beligerantes, pero en cuanto a EEUU y la OTAN, ha significado la oportunidad de asestar un golpe económico y moral terrible su mayor rival