Cuando comenzamos a sentir atracción físico – erótica hacia alguien, y a cualquier edad, la necesidad de estar cerca y conocerle nos hace hacer circo, maroma y teatro para acercarnos, conocerle. Las actitudes que comenzamos a tener son muy evidentes de que nos gusta esa persona y quienes nos rodean se dan cuenta. Llegamos al acercamiento y vamos pisando el terreno. Si es recíproco, si nos hará caso, si esta interesadx igual que yo, etc. El objetivo es el acercamiento y entablar la relación.
Una vez entablada una relación, hay dos formas en las que comúnmente tendemos a reaccionar: 1) Nos fijamos en todo lo que nos gusta de la otra persona y lo empatamos con lo que nos gusta y seguimos siendo lo que somos; o 2) Nos fijamos en todo lo que es y le gusta a la otra persona y nos modificamos de tal forma que encajemos en sus gustos y deseos, muchas veces perdiendo la esencia de nuestro propio ser.
Generalmente la segunda forma es la que optamos para que se fijen en nosotros y comenzar la relación. Pareciera que hacer y ser diferente significa que nos importa; aun sin importar que algunas cosas te desagraden, te cueste demasiado hacerlas o vayan en contra de tus propios principios; se hacen con tal, de agradarle a esa persona que te has puesto como objetivo. Esto implica que cambies tus maneras de comportarte, hablar, pensar, vestimenta, maquillaje, peinado, aficiones, gustos, estilo, es decir, tu personalidad completa se transforma, se acopla y se parece a esa persona; y por lo tanto resistes todo lo que te haga, como te trate, le aceptas todo.
Pero precisamente esto es donde radica la estabilidad, calidad y duración de la relación. La persona objetivo, está en tus sueños, es una idea, porque muchas veces esta persona prospecta tampoco esta siendo autentica y se están “Idealizando” por eso piensas y sientes que es la pareja perfecta, lo mejor que te pudo pasar en la vida y que no puedes permitirte perderla; esto no te deja ver que las cosas que haces o dejas de hacer por ella están causando efectos muchas veces negativos en tu persona y tu autoestima porque estás siendo alguien que ni tú conoces.
Lo que tal vez no te estés dado cuenta es que estás usando una máscara y un disfraz, pretendiendo ser alguien que no eres, y esto tarde o temprano te llegará a cansar y si la relación se basa en esta actuación al paso del tiempo lo que comenzó como un mundo perfecto se puede llegar a convertir en un verdadero infierno. Tal vez cuando quieras retomar tus orígenes ya no te sientas tan aceptadx, tal vez tu pareja ya no te guste tanto, tal vez en el afán de mantener la actuación comiencen a existir frustraciones y violencias; por lo que una relación así, te guste o no, terminará en cualquier momento. Y cuando esto pase, te darás cuenta que todas las fuerzas se fueron en tratar de ser o hacer, en vez de disfrutar auténticamente.
La mejor opción para entablar relaciones, por muy difícil y riesgoso que parezca al principio es partiendo de la autenticidad. Si bien la primer reacción es “quedar bien” (pretendiendo) es necesario que tengas presente que sólo es eso “quedar bien” por primera vez, por un muy corto tiempo, y poco a poco regresar a tus orígenes. De lo contrario si comienzas a darte cuenta de que estas involucrándote en una relación en donde regresar a tus orígenes no es posible y cada vez te sientes más presionado/da por ser lo que no eres entonces es mejor romper la relación lo más pronto posible. Es mucho mejor pasar el tiempo disfrutando, que cansándose. Ser atractivx o no; no es cuestión de encajar en un molde, es cuestión de encontrar para quien le somos atractivos sin tanto cambio. Entablar una relación no depende de las similitudes que tengamos; más bien se basa en las diferencias que aceptamos y nos aceptan; en la negociación de gustos y disgustos.
En general, no hay nada más atractivo que SER, mostrarnos tal como somos, cambiar sí, sólo para crecimiento y en función de nuestro propio bienestar antes que “complacer” a otra persona,