La nutrigenómica es una rama de la genómica nutricional que pretende proporcionar conocimiento molecular (genético) sobre los componentes de la dieta que contribuyen a la salud mediante la alteración de la expresión y/o estructuras según la constitución genética individual.
Los hongos contienen algunos de los compuestos medicinales naturales más potentes del planeta. De las 140,000 especies de hongos, la ciencia está familiarizada tan sólo con el 10 por ciento. Se han estudiado cerca de 100 especies diferentes debido a sus beneficios que promueven la salud y cerca de media docena de ellas sobresalen por su capacidad de reforzar significativamente el sistema inmunológico. Es importante comer únicamente hongos que hayan sido cultivados de forma orgánica debido a que absorben y concentran todo lo que está a su alrededor, bueno o malo. Esto es lo que la da a los hongos su potencia. Los hongos son conocidos por concentrar metales pesados, así como aire y agua contaminados, por lo que las condiciones de crecimiento saludables son consideradas como factor primordial.
Las setas, aunque clasificadas como verduras en el mundo de la alimentación técnicamente no son plantas, pertenecen al reino de los hongos y proporcionan diversos nutrientes importantes. Es de conocimiento común que la clave para obtener suficientes vitaminas y minerales en la dieta es comer una variedad de frutas y verduras, las de color intenso son mejores. Sin embargo, esta filosofía tiende a dejar las setas en la oscuridad. En muchos casos, si un alimento carece de color, también carece de los nutrientes necesarios. Sin embargo, los hongos (que son comúnmente blancos) demuestran todo lo contrario.
Las setas son bajas en sodio, grasa, colesterol y calorías, y a menudo se han referido como “alimentos funcionales”; además de proporcionar la nutrición básica, ayudan a prevenir enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y obesidad, debido a la presencia de antioxidantes y fibras dietéticas benéficas. Una taza de hongos blancos, crudos picados o en rodajas, contiene 15 calorías, 0 gramos de grasa, 2.2 gramos de proteína, 2.3 gramos de hidratos de carbono (incluyendo 0,7 gramos de fibra y 1,4 gramos de azúcar). Hay una gran variedad de setas disponibles, la mayoría ofrecen la misma cantidad de los mismos nutrientes por porción, independientemente de su forma o tamaño. Las setas son ricas en vitaminas del grupo B como la riboflavina, ácido fólico, tiamina, ácido pantoténico y niacina. Son también la única fuente dietética no fortificada de origen vegetal de la vitamina D. Los champiñones también proporcionan varios minerales que pueden ser difíciles de obtener en la dieta, como el selenio, potasio, hierro y cobre. Recientemente, la fibra de las setas ha sido objeto de extensos estudios que han indagado su desempeño en la disminución de los niveles de insulina y colesterol en sangre, disminuyendo el riesgo de obesidad y contribuyendo en la mejora del sistema inmunológico. Las setas también contienen colina, un nutriente importante que ayuda con el sueño, en el movimiento muscular, aprendizaje y la memoria. El refuerzo de colina en el mantenimiento de la estructura de las membranas celulares, ayuda en la transmisión de los impulsos nerviosos, refuerza la adecuada absorción de grasa y reduce la inflamación crónica. Así que incluya setas en su alimentación diaria. ¡¡¡Baje de peso e inicie un nuevo estilo de vida!!!
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