Si para una persona normal es estresante escuchar cohetes, imagínate a niños que tienen alguna discapacidad.
En esos términos se expresó Patricia Obregón Montes, vecina de Cuautepec de Hinojosa quien preside la asociación civil Centro de Atención a Niños con Lesión Cerebral Valeria, en honor a su hija quien cuenta con 22 años.
La entrevistada dijo que algunos integrantes de dicha agrupación, han planteado este tema a las autoridades, sin embargo no han encontrado respuesta alguna y aunque es un tema prioritario, este asunto –puntualizó- es rebasado por los usos y costumbres.
Al respecto dijo que representantes de algunas comunidades por lo general, acuden con las autoridades para que les apoyen con sus celebraciones patronales incluyendo los cohetes.
“Es difícil que las autoridades hagan algo, pues hay muchos intereses que no permitirían que los regidores hagan una reglamentación al respecto porque hay un conflicto de ideologías”, destacó.
Sin embargo, a través de las redes sociales –indicó- se trata de sensibilizar a la gente para que evite los fuegos pirotécnicos, por los daños que causan tanto al ambiente y como la salud de las personas y específicamente a la población vulnerable.
Cabe señalar que la citada asociación civil cuenta con aproximadamente 20 integrantes que tienen el mismo padecimiento o similar al de Valeria, que es un daño neurológico y que al escuchar los estruendos les duele el oído y un sonido tan repentino como el de los cohetes, además los altera y les puede genera convulsiones.
“Hay niños con diferentes diagnósticos de daños neurológicos que son de igual manera hipersensibles a estos ruidos en el oído, por ello cuando son días de fiestas patronales y desde la madrugada hasta la noche hay cohetes, ellos se la pasan muy mal, se alteran, tienes crisis sensoriales que no pueden controlar por el tema del daño neurológico.”
Cabe señalar que además el uso de la pirotecnia es factor de riesgos de accidentes y como antecedente se tiene la explosión registrada el 19 de febrero de 2019, cuando dos trabajadores estaban soldando una estructura metálica al interior de una parroquia de la colonia El Tepeyac, cuyas chispas cayeron donde se encontraban unos cohetones.
Los hechos dejaron como saldo seis personas lesionadas por quemaduras y cuantiosos daños materiales

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