El día 28 de septiembre de 1821 se firmó el acta de independencia de nuestra nación que en aquel momento se formo como el Imperio Mexicano, hoy a más de 199 años del nacimiento de nuestra nación debemos de preguntarnos cual es el camino que nos trazamos y en que camino estamos.
El movimiento de independencia nos dio libertad y soberanía, pero ello trajo solo el principio de lo que conocemos como México, puesto que la simple idea de soberanía es compleja por sí misma.
En un primer momento la idea de soberanía radicaba en el gobernante y la voluntad del mismo sobre su pueblo, con posterioridad la soberanía fue evolucionando hasta convertirse en la voluntad del propio pueblo.
En la actualidad es considerada como la voluntad de un pueblo de autodeterminarse y el reconocimiento del mundo por la existencia de un país como tal. Sin embargo, tal autodeterminación implica una amplia extensión de la palabra, ya que en muchas ocasiones hemos considerado que la soberanía implica que no exista elemento o norma superior a aquellas existentes en un país.
Lo anterior si bien fue la idea determinante durante gran parte del siglo XIX, ya no es preponderante en un mundo globalizado cuya mayor preocupación son los países sino las personas, donde las fronteras tienden a tener una menor importancia para dar paso al mayor número de intercambio de ideas en la historia.
En un mundo donde se han minimizado las diferencias entre países y donde se busca erradicar y minimizar aún más dichas diferencias, la hipótesis predominante ya no es la autodeterminación bajo la premisa de sumisión sino en el entendido de mayor protección.
En consecuencia, es que puede existir normas internacionales las cuales se encuentren por encima de nuestras leyes y normativas, siempre que protejan en un modo superior a nuestra sociedad, siempre que en ejercicio de nuestra soberanía hayamos decidido aceptarlas, puesto que hoy la soberanía no se ostenta, sino que se ejerce.
Lic. Juan Fernando González Espinosa
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