La suposición, según Luis Rey Delgado, consiste en dar por cierto algo a partir de una serie de deducciones.
Hacemos suposiciones todo el tiempo, sobre cómo piensan los demás, qué hacen o cómo van a actuar, especialmente para sentirnos emocionalmente seguros y evitamos preguntar, quizá porque nos domina en el fondo, el miedo a la verdad.
Y es que hablando de suposiciones, se supone luego de una inundación, que Conagua debía activar un Protocolo para alertar inmediatamente a los Ayuntamientos, quienes debían avisar a ciudadanía que era necesario evacuar.
Se supone que hay planes y programas de ordenamiento territorial, sistemas de protección civil y un Atlas de Riesgos, que desde 2009 ha señalado sobre la alta vulnerabilidad a sufrir inundaciones en Tula, a causa del desbordamiento del río en época de lluvias, principalmente durante el mes de septiembre, en la zona centro del municipio y otras siete localidades.
También se supone que hay un Programa “Hospital Seguro”, que coordina la Secretaría de Gobernación, cuyo objetivo es que los nosocomios cuenten con instalaciones adecuadas para permanecer funcionando a su máxima capacidad durante una emergencia.
La lección es que el pasado lunes, no funcionó nada de lo que debería funcionar.
Conagua no anticipo el riesgo del Río Tula y su cercanía con la zona urbana. Sus radares meteorológicos y sus sistemas de transmisión de datos, fueron ineficientes. Por falta de coordinación entre autoridades federales, estatales y municipales, no se le avisó oportunamente a las más de 31 mil familias que perdieron su patrimonio. Murieron 14 personas Hospital General del IMSS en Tula tras una falla eléctrica, debido a que se quedaron sin ventilación asistida.
Ojalá el desastre y la tragedia ocurridas el pasado lunes 6 de septiembre en Tula, Hidalgo, sirva para replantear cómo operan los sistemas de protección civil, qué tipo de tecnologías se poseen para anticipar las tormentas y se mejoraren las condiciones hospitalarias ante emergencias. La suposición mata.