A pesar de la continuidad del oficialismo en el Poder Ejecutivo, el escenario político en México resulta a todas luces turbulento durante el presente periodo de transición. La reforma del Poder Judicial no ha dejado indiferente a nadie en México y de ella se ha hecho eco, incluso, a nivel internacional; siendo la elección de los jueces y magistrados a través del voto popular, una de las consignas más polémicas de dicha reforma.
El pronunciamiento de las embajadas estadounidense y canadiense sobre la reforma, en el que externaron su escepticismo, no fue bien recibido por el presidente López Obrador, quien decidió pausar diálogos con los embajadores de EE.UU. y Canadá.
Esta decisión tan drástica, junto con la presión de AMLO por llevar acabo la votación de la reforma en la Cámara de Diputados con el nuevo Congreso, han sido determinaciones difíciles de aceptar por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, pues asumirá el cargo en medio de un escenario convulso y una crisis judicial y diplomática en el país.
Aunado a lo anterior, el accionar de la ministra presidenta de la SCJ, Norma Piña, tratando de impedir la obtención de la mayoría calificada para la 4T (sin tener facultad alguna para ello), no ha hecho más que confirmar la tendencia facciosa de la Suprema Corte de Justicia, misma que la llevó a ser sometida al escrutinio público y a que el presidente López Obrador emprendiera una férrea campaña en su contra.
El proceder faccioso de la SCJN, y más particularmente de Norma Piña, es en esencia la causa de la crisis judicial en México. Los miembros de la SCJN no supieron augurar la derrota tan desastrosa que sufrió la fracción política de la que en los últimos dos años fungieron como brazo jurídico, y ahora están a merced de la voluntad de un presidente que nunca se ha distinguido por su mesura.
El futuro a mediano plazo del Poder Judicial en México, depende de la ecuanimidad de la hoy presidenta electa Claudia Sheinbaum. Con una impunidad del 90%, está claro que el Poder Judicial precisaba de una reforma, la 4T presentó una propuesta acordé a sus intereses, la oposición, cómoda con el servilismo de Norma Piña, nunca procuró formular una propuesta de reforma.

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