Nicolás Márquez Guerrero, quien el pasado 25 de julio recibió un trasplante de hígado, sigue en observación en el hospital infantil Federico Gómez en la Ciudad de México, pero respondiendo de manera favorable y fuera de terapia intensiva.
Sin embargo, el pequeño originario de Santiago Tulantepec, tuvo que pasar por una segunda cirugía, realizada el 9 de agosto, ya que el hígado presentó una fisura biliar y tuvieron que hacer una corrección.
Con 18 días de permanencia en el hospital, de acuerdo a los informes que su papá, Néstor Márquez emite día a día, no fue fácil explicarle a Nicolás que tenía que volver al quirófano y no a casa, sin embargo, la madurez del pequeño ha sido ejemplar y entró con buen ánimo y mucha fe, debido a las ganas tan grandes que tiene de vivir, de salir adelante y de regresar a su casa.
Tras casi siete horas en quirófano, la segunda operación fue exitosa. Le cambiaron el conducto biliar y entró en observaciones por siete días, para ver si a fuga biliar había sido erradicada.
Los estudios post operación correctiva mostraban que aún drenaba bilis, por lo que se abrió la posibilidad de una tercera cirugía para volver a corregir, sin embargo, el 11 de agosto lo ingresaron a piso, pues si bien el hígado seguía drenando bilis, se mantenía en la misma cantidad, por lo que los médicos esperaban que el mismo cuerpo pudiera ir cerrando esa fuga.
El 12 de agosto, Nicolás pudo estar con su papá y mamá en la misma habitación, situación que le motivó y le dió fuerzas para seguir con ánimos en un ambiente hospitalario. El pequeño pudo comer (dieta blanda) y tomar líquidos sin problemas.
El 14 de agosto, tras los estudios médicos, la familia Márquez Guerrero recibió un golpe en el ánimo, pues la fisura no sellaba y programaron una tercera cirugía prácticamente a contrarreloj, porque la salud de Nicolás estaba de por medio. Harto por los más de 20 días hospitalizado y en ocasiones enojado, el pequeño Nicolás volvió a mostrar esa madurez e inteligencia que lo caracteriza y junto con su familia, renovaron su fe y ánimo.
Esa fe y ánimos, tuvieron su recompensa en la mañana del 15 de agosto, pues en los estudios previos al quirófano, salieron favorables, pues el drenado de bilis disminuyó y permitió que la tercera cirugía se detuviera ante el radical cambio en menos de 24 horas, por lo que le retiraron la sonda urinaria, el catéter y comenzó a caminar en su habitación.
Hasta el cierre de esta edición, con información del 16 de agosto, Nicolás seguía en observación, con un drenado de bilis a niveles mínimos con buenos síntomas y por supuesto, con buen semblante por los avances logrados y con muchas ganar de volver a casa, en su natal Santiago Tulantepec.