Por Arturo Hernández Cordero
En las últimas dos semanas, la preocupación e incertidumbre a nivel global por el conflicto en Oriente Próximo, han desatado una serie de debates sobre la legitimidad de Israel y Palestina como Estados-Nación. La mayoría de las discusiones al respecto están viciadas por diferentes posturas políticas y afinidad religiosa. No obstante para entender las raíces del conflicto israelí-palestino, es preciso abordar la historia de la región en disputa con total objetividad.
En los últimos días, en redes sociales circulan mapas cronológicos en los cuales, se muestra la supuesta invasión israelí de los territorios que corresponderían a un Estado Palestino, sin embargo, dicho Estado Palestino soberano previo a la creación del Estado de Israel nunca existió. Para 1948, fecha de la creación de Israel, el área (tierra ancestral del pueblo hebreo) era un protectorado británico donde ya existía una fuerte presencia de comunidades judías, algunas de ellas asentadas después de los estragos de la Segunda Guerra Mundial y la mayoría radicaba en la zona desde hacia varias generaciones. Antes del Mandato británico de Palestina, instaurado en 1920 después de la Primera Guerra Mundial, la región era administrada por el Imperio Otomano.
En 1947, Naciones Unidas planteó la creación de dos Estados en la región meridional del Levante, un Estado judío (Israel) y un Estado musulmán (Palestina). No obstante, tras la creación de Israel, distintos países árabes inconformes intervinieron militarmente la zona y ocuparon los territorios pensados para ser habitados por los árabes palestinos; de esta forma Gaza y Cisjordania, pasarían a ser controladas por Egipto y Jordania respectivamente hasta que Israel las conquistase en la Guerra de los seis días de 1967.
Otro punto a tomar en cuenta en torno a las recientes hostilidades son las motivaciones yihadistas de Hamás, organización paramilitar cuyos fines, más allá de reclamar los territorios palestinos absorbidos por Israel, son los de una “guerra santa”, basada en una interpretación radical del Corán que incita a la violencia hacía cualquier pueblo que no profese el Islam.