La carrera presidencial en Estados Unidos está en su recta final; falta menos de dos semanas para que tenga lugar la jornada electoral en la nación norteamericana, pero la incertidumbre sobre su futuro inmediato es lo que impera entre la sociedad estadounidense. La vicepresidente Kamala Harris y el ex presidente Donald Trump, de momento se encuentran muy parejos en las encuestas.
Pese a contar con todo el aparato del estado a su favor, con los medios hegemónicos y la poderosa industria del entretenimiento promoviendo su campaña hasta la saciedad, Kamala Harris no ha podido lograr una diferencia significativa con respecto al ex presidente Trump.
Las estimaciones de los principales medios (todos ellos abiertamente demócratas), apenas sitúan las preferencias del electorado en un 1% a favor de Harris, mientras que encuestas ciudadanas de tendencia más neutral, le otorgan una ventaja en torno al 5% al candidato republicano.
El mapa de preferencias políticas de EE.UU., indica que en varias de las grandes urbes (donde hay gran presencia de migrantes legalizados que viven de programas asistenciales), existe un apoyo sólido en favor de Harris, mientras que en el Mid West y el Sur de los Estados Unidos, la hegemonía del partido republicano, prevalece.
Lo que pareciera un escenario similar al existente previo a las elecciones del año 2020, tiene ahora dos diferencias sustanciales: por un lado, esta vez la pandemia (ante la cual el gobierno de Trump tomó decisiones erráticas) no inferirá en las preferencias del electorado, y por otro lado, los estados que en su momento le otorgaron la victoria a Biden (Arizona, Michigan y Wisconsin) han tenido un marcado cambio en sus preferencias tras la desastrosa administración demócrata.
La crisis del consumo de estupefacientes producto de las políticas demócratas, el discurso de Harris en contra del cristianismo y la población caucásica (religión y etnia a las que pertenecen más del 70% de los estadounidenses), también contribuyen a augurar discretamente una eventual victoria de Trump, aunque de momento, el escenario sigue incierto y cualquier previsión resulta arriesgada.

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